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La nube negra oculta al sol antes de

la lluvia; pero, jamás apaga

su luz sempiterna de vida

y claridad: A. J. R. G.

Luz de Vida

No se trata de

apoyos a Uribe, 

a Santos o a Farc

¿Y entonces, para

cuándo la otra

Colombia pa’todos?

Por Abel José

Rivera García

Un dilecto amigo expresó

que se firmaría el Acuerdo de Paz “...sin resolver la corrupción o el despilfarro… o intervenir la desigualdad y la miseria…” No hay duda de eso. Es una verdad de a puño. Pero, vale la pena aclarar que, luego de la firma del Acuerdo de Paz, es esa la tarea de todos los colombianos, no solo del gobierno.

Nadie puede negar, sin pe-

car en tozudez obnubilada por la pasión política, que hacia el futu-ro se nos abre un panorama pa-ra introducir reformas a los siste-mas corruptos y excluyentes, donde todos, inclusive los uribis-tas y ultraderechistas, izquierdis-tas y ultraizquierdistas, tienen la opción de intervenir, opinar, me-diar, legislar, dirigir para que se hagan las reformas con favora-bilidad para todos.

En esa tarea de futuro, es

donde todos los demócratas de-bemos estar a la vanguardia. No habrá lugar para los francotira-dores del proceso que viene, de la urgente reforma a los siste-mas administrativos, salud, justi-cia, educación y demás país. Hasta el más humilde de los colombianos, lo sé, habrá de 

apoyar y poner luces en ese camino tortuoso y abrupto que nos espera (A. J. R. G.).

De cara al Plebiscito por la paz del 2 de octubre, en Santander

de Quilichao y Guapi, departamento del Cauca, cerrarán las jornadas pedagógicas que adelantan líderes afro e indígenas entre poblaciones étnicas del país sobre los acuerdos que se establecieron entre el Gobierno Nacional y las Farc. 

Precisamente este domingo 25, en el Coliseo Bernardo Caraballo,

sede Iderbol, barrio Espinal de Cartagena, se desarrolló la jornada, un día antes de la firma del Acuerdo Final en esta ciudad y con la participación del comisionado de paz Sergio Jaramillo. 

“En el mismo capítulo étnico queda establecido que la pedagogía

de la paz en los territorios nuestros, parte desde nuestro liderazgo. Por eso hemos asumido, una vez regresamos de la Habana, hacer pedago-gía en regiones del Pacífico y la Costa Atlántica”, explica Marino Córdo-ba, líder afrocolombiano y representante del Consejo Nacional de Paz Afrocolombiano, Conpa.

“Frente a las dudas de las comunidades sobre los acuerdos plan-

teados entre el Estado y el grupo guerrillero, decidimos explicarles de qué tratan para dar nuestra opinión y plantear nuestras necesidades frente a la paz y la forma cómo se debería invertir desde ahora el dinero que antes iba a la guerra y que se necesita en parte en estas poblacio-nes”, puntualiza Córdoba.

Despejando dudas sobre Acuerdo

en comunidades afro e indígenas

¿Pero quién está pensando en comunismo después de los acuerdos?

Millones de colombianos queremos y tenemos

por paradigma las sociedades políticas de la Europa socialdemócrata, verbi gratia: Suecia, Noruega, Dinamarca, Alemania, Francia, Suiza y un etc. largo.

No caigamos en los falsos dilemas o las falsas encrucijadas políticas, de que, si no es la porquería de sistema de gobierno de la Colombia corrupta actual, las únicas alternativas son los modelos de gobierno de Cuba o Venezuela.

Los privilegiados del poder corrupto, los aman-

tes del sistema actual corrupto, entre ellos Uribe, el procurador Ordoñez y toda la ‘godarria’, quieren meterle en la cabeza a los colombianos que esa son las perspectivas posibles de nuestro país. Nos quieren hacer creer que los colombianos no tenemos alternativas reales y de beneficio general, incluso para los poderosos honestos. Pues, ¡no! ¡No es así!

¡Claro que hay otras alternativas y otros mode-

los de gobierno de oportunidades y beneficio social! Si la Colombia actual, me refiero a la Colombia Republicana de la pos-independencia de España, no ha logrado —durante muchos años y distintos gobiernos azules y rojos— obtener una real democracia con una efectiva valoración social de un pueblo, ¿por qué no podemos luchar por un sistema de real y social democracia?Con la firma de los Acuerdos de Paz de La Habana, se ha abierto una senda para que la sociedad colombiana —todos sin excepción alguna— pueda decidir por sí misma, y no empujada por el engaño de Santos, de Uribe o las Farc. A partir de la suscripción de los Acuerdos de la Habana entre el Gobierno y las Farc, en secuencia lógica, en consecuencia y pragmatismo, los colombianos deberíamos estar preparando una Asamblea Constituyente, que no un Plebiscito, para refrendar acuerdos de por si válidos y legalizados

con la firma del señor presidente Santos, con la perspectiva de introducir cambios fundamentales de contenido y no de forma, por vía de leyes, a los sistemas administrativos, judiciales, educativos, de para todos los colombianos.

Ya lo han dicho muchos analistas políticos y sociales: parece que solo importa validar con un ‘Sí’, o re-

chazar con un ‘No’, el acuerdo logrado en la Habana. Y en esa banalidad, en esa fruslería, hemos caído miles de compatriotas. Bueno, quizás de algo ha de servir. Quizás sirva como un ejercicio electoral para consultar el nivel de participación de los colombianos en la comprensión y aceptación del proceso y los acuerdos logrados; a más de visualizar la correlación de fuerzas entre los que quieren seguir con el estatus actual de sistema y gobierno político corrupto, y los que quieren un cambio hacia formas reales de democracia, productividad y bienestar para todos los colombianos; de manera que el país pueda saber si existe la madurez política para convocar a una Asamblea Constituyente evolucionista, progresista y no regresiva.

De mi parte, estimo que aún no existen condiciones para realizar una Asamblea Constituyente Progre-

sista. ¿Quién puede creer, honestamente, que si se hace ahora una Constituyente, se elegirían constituyentes honestos que quieran ese cambio que necesita Colombia?

No, aun no es el momento. Elegiríamos como constituyentes a los mismos bandidos de ahora y de siem-

pre, con muy contadas excepciones. Serían constituyentes, los mismos que hoy son congresistas y goberna-dores y ministros, que en una Constituyente no cambiarían nada en beneficio general. Seguirían aprobando más desigualdad y exclusivismo.

Toca esperar, con ‘paciencia jobiana’, que los acontecimientos del Plebiscito se den en su momento y

hora, para poder acercar el análisis político a variables más previsibles en materia política en nuestro querido país. ¡Abramos el debate!

Colombianos todos: ¡Votemos un ‘SÍ’ en el Plebiscito! (A. J. R. G.).

Todos ellos pasarán a la historia

de nuestra Colombia, con todas las asignaturas socio-económicas, mora-les y éticas desaprobadas; solo que Santos facilitó la apertura del portón de la paz y la concordia entre los colombianos.

Pero, tengamos siempre en

cuenta que es tarea de los colombia-nos todos, planear, presupuestar, con-certar y ejecutar la obra de una Colombia distinta —la Colombia del posconflicto—, transformada, median-te el voto popular libre, en una patria de y a favor de todos; y no de las minorías plutocráticas y corruptas, que durante décadas han depredado sin escrúpulos los bienes y las riquezas comunes, mediante la corrupción y el

vicio inmoral que introdujeron en los sistemas judiciales, administrativos, de salud, educación y demás.

Con la firma de los Acuerdos de Paz con la guerrilla de las Farc, se abre el portillo para convocar a una

Asamblea Nacional Constituyente, como un previo y necesario estado de concierto de criterios y puntos de vista sobre las reformas necesarias para cambiar el rumbo de nuestra república, hacia metas de democracia real y desarrollo social y económico alternativos, con perspectivas hacia gobiernos análogos a los de las socialdemocracias europeas, que no de marchitos y quiméricos ‘comunismos’ o ‘seudo-socialismos corrompidos’. Colombia clama para que sus hijos, además de las armas, depongan sus mezquindades, egoísmos, los privilegios y posiciones ventajistas para ejercer o detentar el poder político y económico en los gobiernos de la nación, en las regiones o departamentos, y en los municipios; para que exista una sincera voluntad de todos los partidos, grupos económicos y sociales, y ciudadanos del común por la transformación pacífica, mediante leyes incluyentes y de beneficio general. 

Debemos creer que una Nueva Colombia para todos es posible en lo inmediato. Lo contrario es ahondar

en la desesperanza, o en un encubierto propósito de dejar que las cosas corruptas, del pasado y de ahora, sigan iguales.

Vota ‘SÍ’ al Plebiscito.

¡Incrédulos! Quiéranlo o no, la paz será un estado social de esperanzas y realidades en beneficio de to-

dos los colombianos. Únete a la gesta con buena voluntad, entusiasmo y fe. Vota ‘SÍ’ al Plebiscito.

COMENTARIO FACEBOOK

Un comentario de Sindry Patricia Rivadeneira Guerra en Facebook: “La decisión es de cada persona.

de manera libre y consciente. Si votamos SÍ La guerra en Colombia habrá terminado, un paso histórico en la vida de cada colombiano y una nueva oportunidad para aquellos que, en algún momento de su vida, fueron arrebatados por las garras de la guerra. Quiero progreso en el campo de mi país, que exploten de su tierra cultivos y no que de su tierra exploten minas... Por eso ¡YO VOTO SÍ!

Y dice la página https://miqueridaespana.wordpress.com que la crisis griega demuestra que la mentalidad socialdemócrata domina en Europa. Y que esta se podría describir, de forma breve, como la asunción de que ‘uno tiene derecho a vivir del cuento’. Es decir, que uno tiene derecho a que otros le paguen su forma de vida… Esta mentalidad, puntuliza, está presente en el trasfondo de la posición griega. Grecia ha llegado a donde ha llegado por causa de un endeudamiento excesivo. Un endeudamiento excesivo fruto de gastar durante muchos años por encima de sus posibilidades. Cuando uno gasta por encima de lo que ingresa, no queda otra que pedir prestado y eso es lo que ha hecho Grecia. Cuando se vive de prestado, es otro el que te está pagando tu forma de vida. Claro, hay un día en que ese otro cree que ya no lo vas a pagar y entonces te deja de prestar, o para prestar-te te pide que le demuestres que eres capaz de ahorrar para pagarle. Y ahí los griegos se han plantado. Ni quie-ren devolver lo que deben, ni quieren hacer ajustes para empezar a ahorrar y devolver lo que deben… Como diría el director emérito de El Heraldo de Barranquilla Juan B. Fernández Renowitzky, “¡cógeme ese trompo en la uña!”.

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