top of page
La sensibilidad nunca se va 

Amor filial

Faro y brújula en las

oscuras noches de

invierno de los viejos

Nota: Para comenzar a prepararnos para lo que se nos aproxima —con el primer bre vuelan raudos los cuatro últimos meses del año, ya son tres los que quedan—, demos lectura a un diciente texto que encontramos

en internet en torno a lo que significa, almargen del amor en pareja o amor al prójimo o amor entre amigos, el AMOR FILIAL. Chévere contenido, sobre todo en ese momento en que recrea, en breve párrafo, la decisión —en medio de tal relación— de hacerse libres… Leamos:

El amor filial es el afecto por la familia, por los padres, los hermanos, los hijos, los nietos. Con todos

ellos, en general, la mayoría está ligada por un genuino sentimiento; y aunque los avatares de la vida, las discusiones o cuestiones de dinero puedan llegar a distanciarlos, siempre permanecerán unidos de alguna forma a ellos.

Pero el afecto hay que cultivarlo, prestarle atención y tiempo, porque la indiferencia y el olvido hacen

que se marchite y se seque.

Hay personas que tienen un solo hermano en el mundo y ningún otro familiar y no se hablan entre

ellas por antiguas heridas que ni siquiera recuerdan; quizás porque algo las ofendió, porque creen que el otro se cree superior, que no las quiere, porque no les gusta cómo es o cómo piensa; por envidia, por celos o por un montón de motivos diferentes.

Tener un hermano lejos que nunca recuerdo, una madre sola que anhela verme o escuchar mi voz por

teléfono, o un hijo que no me habla porque no lo acepto como es, son asignaturas pendientes que nos hacen sentir mal con nosotros mismos.

¿Por qué no los llamo? ¿Por qué no voy a verlos? ¿Por qué no los perdono? ¿Por qué no los quiero?

Todo eso es lo que nos preguntamos cuando pensamos en ellos.

Sin embargo, cuando estas personas mueren o están enfermas, de pronto, nos acordamos de ellas y

somos capaces de ir a verlas, ocuparnos de todo y hasta de gastarnos el último peso si es que se han muerto, en flores o en un mausoleo que exprese todo nuestro oculto amor por ellas.

Es que sólo somos capaces de enfrentarnos cara a cara con un muerto, cuando ya no nos puede

devolver la mirada ni saber que hemos vuelto.

La relación con los padres cuando son viejos, a veces se hace difícil, porque no tenemos tiempo.

A veces, el ignorarlos hace que se vuelvan dependientes y se enfermen, porque necesitan saber que

todavía le interesan a alguien y que sólo por eso vale la pena seguir viviendo.

Hay padres que tratan a sus hijos maduros como si todavía fueran niños, les dicen lo que tienen que

hacer, lo que les conviene, lo que es mejor para ellos. No es fácil convivir con sus ojos clavados en la nuca todo el tiempo.

Es que no tienen nada que hacer y para ellos lo único que cuenta es lo que nosotros estamos

haciendo.

A veces es peor todavía, dejamos de ser sus hijos para convertirnos en sus padres, cuando tenemos

que cuidarlos como niños. Cuesta pasar esa etapa en que los padres creen que somos sus padres y ellos nuestros hijos.

Con nosotros no será tan diferente, también alguna vez nos volveremos dependientes de los hijos y

¿Quiénes como este par de viejos? Se amaron... Amaron, fueron amados y aún, muchos años después de su muerte, siguen siendo amados desde un sincero amor filial: Francisco Javier y Evelina Dolores. Orellano Hernández-Niebles Monslavo...

y anhelemos más que nada en el mundo estar con ellos o que nos hablen por teléfono.

Las relaciones humanas son difíciles porque cada uno de

nosotros somos un universo y ya es un milagro que nos comuniquemos. Sin embargo, cuando los años comienzan a notarse y la soledad es la única compañía de los viejos, hay que tener compasión y acercarse a ellos.

Nos pueden sorprender con su sabiduría y podemos pasar un

buen rato con ellos, tal vez mejor que ver por televisión por quinta vez un programa viejo.

Es hora de perdonar todos los agravios y llamemos a nuestros

padres o vayamos a verlos, los abracemos una vez más y recordemos viejos tiempos. No guardemos rencores ni resentimientos, perdonemos, porque si no lo hacemos, después se hará más difícil enterrar a los muertos.

Hay gente que va a pedir perdón al cementerio y no le alcanza

su vida para tener paz en su conciencia. Son personas que prefieren cuidar una tumba con esmero en lugar de relacionarse en vida con afecto.

Ser libres no significa liberarse de la responsabilidad que

tenemos, quiere decir ser libres para ser quienes realmente somos y dejar que también los demás lo sean y ninguno puede impedirnos eso.

Dejemos libres a los viejos vivir a su manera y cultivemos su

afecto, no los dejemos a la deriva, seamos su faro y su brújula en las oscuras noches de su invierno.

Lee todo en: El Amor Filial | La guía de Filosofía 

http://filosofia.laguia2000.com/filosofia-y-sociedad/el-amor-filial#ixzz4KzlcjYE4

Como no conmoverse con el dulce

El cortejo

hija-madre

coqueteo de esa niña con su madre... Si busca sonriente la aprobación de sus ojos, insinuante introduce sus pequeñas manos en sus pechos, atesora un tesoro que cree suyo, casi que reclama que le sea dado algo que le pertenece, pero al tiempo continúa el tan amable coqueteo, con su sonrisa continúa pidiendo permiso...

Recibe un no como respuesta, pero no

se da por vencida…

Insiste una vez más, lo hace resuelta

a conseguirlo, en este punto no creo que sea supervivencia, creo que es un cortejo: sentir como cede la madre ante esa sonrisa, me recuerda a como cedemos al amor...

Sigue siendo igual cuando crecemos…

->KEstrada<-

Por Kelly Estrada Orozco

Nosotros también agradecemos

Sí, que nos llegan al corazón vía Facebook, como voces de aliento por  El Muelle Caribe, concretamente por la actualización 71: Carmen Peña Visbal, Abel Rivera García, Rafael Darío Jiménez, Elsi Ortiz Díaz, Aquiles Niebles, Guillermo Valderrama, Carmen Rodríguez, Gildardo Serna Zuluaga y Martha Martínez Ortiz. ¡Gracias! Y sin falsas modestias, no dudamos en reproducirlos.

Todos esos mensajes que nos llegan...

Elsy Ortiz Diaz: ¡AY! Volvió El Muelle a mi vida, importantísimo para mí el contenido

siempre interesante, en momentos de gran relevancia nacional. ¡Bien por no desfallecer!

Carmen Peña Visbal: Gracias José Orellano... Te veo, te siento...

Carmen Peña Visbal: José... Nuevamente gracias por el despliegue en EL MUELLE

CARIBE. Eres genial… Lo sigues siendo.

Abel Rivera García: Magnífico. Hay arte y claridad. Te felicito por tu medio.

Rafael Darío Jiménez: Erda Jose... la botaste bien lejos... ¡Qué vaina fantástica...!

Aquiles Niebles: Gracias primo por hacerme recordar esos momentos en nuestro Soledad!

Ah; la mona y sus sabores!! Visualizo todo lo que escribes y evoco esos mementos; que época aquella!! Un abrazo primo.

Guillermo Valderrama: Una vez más se luce el Maestro; felicitaciones.

Carmen Rodríguez: Buenos temas Jose aunque tenga dudas (sobre la paz)

Gildardo De La Serna Zuluaga: gracias Jose, es la idea más grande que nos conviene al

pueblo colombiano.

Martha Martínez Ortiz: Claro que si.

bottom of page