top of page
De Psicología, Literatura y Periodismo
¡fluyan!

Palabras,

¡que no se las

lleva el viento!

Por José Orellano

A partir de la libertad que le brinda la lúdica literaria —lo dice él

mismo—, Antonio Quintero Palmera no renuncia a ‘los desafueros de lo novelesco’ y, desde la versión libre de ‘la topografía psicopatológica’ sobre una ‘existencia atemporal’, ejerce su profesión de psicólogo para darle rienda suelta a su vocación por las letras y, desde una excitante ‘imprudencia literaria’, poner en jaque la percepción lectora de quienes, por una u otra razón, hemos de enfrentarnos a las 154 páginas, prólo-go e introducción incluidos, de un texto llamado ‘Perfiles psicológicos en Cien años de soledad’.

Menos complicado ‘Fe de vida’, su antología poética que es excusa perfecta para la catársis de sus

interioridades emotivas y afectivas, sus dolores en los pliegues de su alma, sus alegrías —Muerte/ por/ inmersión/ en/ el/ dulce/ acantilado/ de/ tus/ ojos/: ‘Dictamen legal’—, que en algunas de sus páginas ¡manda

pa’l carajo la métrica!, cuando se trata de decir cosas, las mis-mas cosas, de mane-ra diferente: ‘Senten-cia’: Al ladrón/ de besos/ le dieron/ la pasión/ por cárcel/. Cuento breve en versos de solo dos palabras…

Y ‘más-menos’ complicado resulta dejar rodar ‘Macondo, un canto de

niño’ y ‘Quieres que te cante un cuento’, tributo musical a Gabriel García Márquez: 16 canciones que entran por los oídos y lo ponen a uno a acompañar cada tema, cada melodía, con videos psico-mentales, en ‘versión libre’, como a cada quien se le antojen sus ganas de recrear el pasaje de ‘El currutaco’ en los números para mayores, o el de ‘Eva dentro de un gato’, en lo que a niños corresponde.

Y así, para que todo coincida y fluyan las palabras con afinidad a lo

que encierra-proyecta Toño —el psicólogo, poeta, escritor y compositor barranquillero Antonio Quintero Palmera, a quien dejaré de presentarlo así

para quedarme con el aféresis (¿sí?) de su nombre— hay que imbuirse en estas tres piezas dentro de las obras completas y que, a la final, en épocas de concesiones del premio Nobel de literatura a un músico como Bob Dylan, nos permitan comenzar a admitir, al unísono con Juan Carlos Rueda, que, guardadas las proporciones, la figura humana que nos ha convocado anda metido en la onda de la «litera-música». Al unísono con Juanka, sí, porque la locución es de su autoría.

En todo caso, la obra de Toño, de principio a fin, asume ribetes de científica, en toda la acepción del término:

es una obra psicológica-literaria-musical y lo decimos desde un toque periodístico muy especial. En la obra de Toño hay ciencia, aunque por igual hay lúdica: vertidos en esta obra están sus vastos conocimientos sobre diversas ma-terias —con aplicación de la observación y el estudio permanente— y la experimentación, además del don natural que le entregó el Universo: creatividad.

PALABRAS… PALABRAS… PALABRAS…

Mentiría si asevero que ya me leí, de cabo a rabo, ‘Perfiles psicológicos en Cien años de soledad’ y ‘Fe de

vida’… No lo he hecho, pero sí he aplicado un método que me enseñó Juan B. Fernández Renowitzky en El Heral-do: leer verticalmente, de arriba pa'bajo y de abajo pa'rriba. Y en ese ejercicio sobre un buen número de páginas de ‘Perfiles’, me encontré con algunas palabras no muy habituales en mi interrelación léxica y otro tanto que jamás había escuchado y que, incluso, no aparecen en DRAE, el diccionario de la Real Academia Española.  

Han de ser muchas, según lo imagino, que resaltadas, por el momento, llevo las siguientes:

*Abandónica

*Castratorio

*Hipérbulia

*Hipotimia

*Intrusivo

*Introyección

*Proyectivo

*Micromedio

*Mielomeningocele

*Arquetípico

*Anedonia (DRAE la registra

con h intermedia: Anhedonia y

significa ‘incapacidad para

sentir placer’)

*Psicodinamia

Y debe de haber muchas más, lo repito.

Pero lo extraordinario de esto es que son palabras para que no se las lleve el viento: ya están atenazadas

entre los vasos comunicantes de la psicología, la literatura y la composición musical, ciencias por entre las cuales se están paseando los perfiles de Toño, quien —como si los hubiera tenido en el diván de su consultorio clínico durante 25 años en el Instituto de los Seguros Sociales, ISS, o de estudiante de la Universidad Metropolitana de Barranquilla, que lo graduó como psicólogo, o, en su condición de psicorientador, en la Institución Educativa Distrital de Barranquilla ‘Betzabé Espinoza— se ha dedicado, en cuerpo y alma, en entrega plena, a auscultar las persona-lidades de los protagonistas de la novela Cien años de soledad, que hasta ahora solo ha hecho públicos los resul-tados de seis de ellos: Úrsula Iguarán, José Arcadio Buendía, a José Arcadio (Jr.) Buendía Iguarán, Aureliano Buendía Iguarán, Amaranta Buendía y a Rebeca ‘La bella’.

SEPARACIÓN Y PROTAGONISTA

En la mesa cuadrada para la mesa redonda, cálida ca-

fetería del hotel Teusaquillo Boutique, la oreja y el chip de una Sony IC Recorder también se afinan para que, ante la orden de ‘¡fluyan!’, a las palabras no se las lleve el viento. Pero antes cabe anotar que los juegos de vocablos ya em-pleados por Toño brotan en ‘Poemas para leer de pie’, ‘Pala-bra insepulta’, ‘Poesía a tres voces’, ‘Pétalos de un beso’ y ‘En boca de terceros’. Y también manan en composiciones musicales —más allá de ‘Dime qué quieres’, interpretada por el Gran Combo de Puerto Rico, y ‘Qué te pasa corazón’, grabada por Sergio Vargas— como ‘Besitos de telenovela’ y ‘Rico carnaval’, a cargo de Jissy Natali; ‘Marimonda colorá’, con la orquesta Kasikes; ‘Flor prohibida’, una salsa cantada por John Dennis; ‘Rico Carnaval’: orquesta ‘Los bárbaros’; y ‘Sembrando caminos’ y ‘Salsa y montuno’, incluidos entre ‘Los cien mejores de Los Nemus del Pacífico’.

Y dejando a un lado los libros y la carpeta con dos

Cds que han pendido sobre la mesa redonda —y una vez el olfato periodístico oliera sugestivos títulos en la producción musical de Toño—, la dialéctica le abre camino al tratamiento de una situación de inusitada frecuencia hoy día en las relaciones de pareja: el tema se expone sobre la mesa para que Toño, desde su propia experiencia, lo analice: la separación, la de él mismo de su anterior compañera, el proceso de superación del dolor, incluso al lado de otra pareja, lo que ha de venir...

“Uno se separa de antes, solo que uno de los dos no se da cuenta de que el otro se está yendo. En mi caso

personal, lo resolví desde mi acto creativo. Yo no me iba a ir hacia las drogas, hacia el alcohol, lo logré por interme-dio de la música: trabajé seis o siete canciones alrededor del proceso de separación de esa persona que, como ser humano, fue fundamental en mi vida y con el poemario ‘Pétalos de un beso’, un poemario haikú —tipo de poesía ja-ponesa—, mediante el cual quise plasmar ironía, dolor, temor, el miedo a estar solo. Lo plasmé y resulta que es acogido fabulosamente por los adolescentes, que es una manera de reparar también. Bueno: la gente dice: ‘Acojo tu dolor o me río de tu dolor’. Incluso hay un poema que habla de eso. Básicamente eso fue lo que elaboré —un tér-mino muy psicológico: elaborar un duelo— para superar el dolor desde un proceso creativo, que es la ventaja que

Antonio Quintero Palmera

tenemos los que podemos hacer músi-ca o escribir: en nosotros los duelos se hacen a través de la creación: es decir ‘Yo creo, a partir de una situación dolo-rosa’. Mientras que otro de pronto se va al alcohol o hace suicidio o se pone agresivo, nosotros resolvemos el dolor maquillamos la muerte, la separación y los desgarres a través de la construc-ción creativa”.

—Toño: cuando hablas de ‘nos-

otros’, ¿estás hablando de ti en plural?

“Tú eres creativo”, dice. “Estamos

hablando de ti, estamos hablando de Claudia que canta, hablamos de Juan Carlos que compone y escribe... Esta-mos hablando de procesos y Claudia de pronto lo entendería mucho más desde la explicación de la psicología,

Cuatro generadores de vocablos: Toño, Claudia Marcela, Orellano y Juanka: todos aportan para que a las palabras no se las lleve el viento.

pero tú lo interpretarás desde tu condición creativa de periodista, de tu recorrido periodístico, desde tu biotipo”.

—Ese proceso, Toño, requiere un buen soporte para alcanzar, desde lo vulgar, el desfogue a plenitud…

“Si tiene la posibilidad que te ha dado la vida, el universo, de crear, de hacer canciones, de hacer poesía, de

hacer novelas, de escribir cuentos, te apoyas ahí. Es la posibilidad que te da la vida de hacer un desfogue no dramático a partir de tu capacidad de crear”.

—Toño, dentro de los aspectos que hemos tratado, figura tu actual compañera como apoyo para esa catarsis

¿Cómo ha sido?, especialmente cuando tú le dices “voy a encerrarme, quiero que me entiendas”. Me pareció un pasaje muy humano en lo esbozado en esta mesa redonda itinerante…

“Sin importar mi edad o la de ella, se corresponde a una relación como la usual de los jóvenes; un preacuer-

do. Se establecieron unas normas, unos mínimos de relación. Entonces, ella asumió el proceso de gerenciar mi obra, de ser gestora de mi obra y hay unos espacios para los cuales yo necesito soledad, necesito tranquilidad, necesito desgarrarme, sacar este dolor, dame todas las posibilidades, tienes todos los insumos, no pienses en la bolsa de leche, no pienses en la bolsa de café, no pienses en el taxi, ahí está el vino, y está la música… Una con-ciliación de pareja —yo tengo una pareja hermosa, Carla Josefina Barros, hermosa además en el sentido de cons-truir—, conciliaciones de pareja conversadas que te permitan crecer y elaborar miedos o fracasos que has tenido, como lo quieras mirar. Y te repito: yo en este proceso, como psicólogo y como creativo, me he dado cuenta de que una de las parejas se separa primero que el otro, solo que el otro no se da cuenta que tú te estás separando, que tú te estás yendo”.

¿Y en qué momento llega la conciliación de esa pareja que al final de cuentas se está separando, para que

tal hecho se dé sin traumas?

“Una cosa es decir: ‘me voy a separar’… Otra es ‘me estoy separando’ y otra es cuando te llega la notificación

del divorcio, el físico legal que te declara separado. En mi caso, hubo comunicación de pareja, se construyó mucho con mi exesposa, que es pintora. Hubo parte de construcción de lado y lado. Era un mundo absolutamente creativo, soñador, pero, a la larga: eran dos egos juntos también. Creo que el paso material lo dio ella, como es pintora y

En cualquier momento de la mesa redonda itinerante, la espontaneidad tenía que producir esta foto tomada por José Orellano: ¿Quién hace sombra a quién en la amistad Toño-Juanka? 

plasma, me dijo: “Quiero el divorcio” y yo sentía que el evento había comenzado. Me imagino que ella también, pero ‘yo te aparto de mí, de mi percepción, de perceptivo, de mi cognitivo…”

¿Tiene mucho que ver el co-

nocimiento psicológico tuyo en el buen manejo de esa situación, o el buen comportamiento nace espontá-neamente del humano ante una cri- sis de pareja?

“Se suman cosas, pero ahí u- 

no es humano, es el dolor humano, es la reacción humana —aunque cada quién cuente la historia como la vivió, como la sintió, yo la estoy contado como la viví—: es el des-garre humano. La psicología ayuda y el ser creativo ayuda, pero es un humano en situación de dolor. Cuando tu tienes una pérdida, hay reacciones inesperadas y reaccio-nes inusitadas, porque es de huma-nos. En ese sentido, el desgarre es

es humano, es humano…”

La ocasión se ha estado dando para que yo satisfaga una necesidad personal. Y, atrevidamente, lleve el diá-

logo hacia una consulta personal con un profesional de la psicología, además amigo, ahí en frente, a la mano…  

—¿Y el poder de la psicología ya como asistencia, digamos, médica?

“De salud mental, sí…”

CONSULTA FUERA DEL DIVÁN

El aporte de la psicología para superar, posiblemente, una crisis de pareja ¿pesa mucho?

“Sí, claro: ese es nuestro trabajo. Hay que creer en nuestro trabajo. Incluso hay psicoterapeutas de pareja, de

familia…

—¿Y puede lograr que eso que está roto pueda volver a unirse?

“Más que todo a entender ¿Por qué nos estamos separando, puede llevar a entender por qué perdemos a al-

guien? Piénsalo desde el punto de vista de la pérdida: muerte, desplazamiento, ruptura de pareja, distanciamiento de amigos. Es decir: que se entienda que se puede vivir con el dolor, que no necesariamente la situación tiene que llevarse a extremos de agresión o de drama y que uno puede participar de separaciones sanas, tranquilas, con situaciones de dolor, pero conciliadas, que el uno entienda al otro y se hace el perdón terapéutico, pero no el perdón religioso”.

—Pero, qué no haya separación

de la pareja… ¿Sí pudiera lograrlo la psicología?

“La respuesta la tiene la pareja,

porque de pronto hay situaciones que se están mirando como dramáticas, pero sucede que en los consejos terapéuticos se evidencia que hay más puntos de encuentro que desencuentros. Es una decisión de pareja, como la separación definitiva es también una decisión de pareja. Uno muestra los elementos que te dicen ‘la relación no es la adecuada’, desde la ciencia, no como ser huma-no. O la relación es adecuada: hay más puntos de encuentro. Hay mucha gente que llegan a consulta por crisis

José Orellano y su hija Claudia Marcela, escuchan con atención las respuetas de el psicólogo, poeta, escritor y compositor barranquillero Antonio Quintero Palmera al nterrogatorio deldirector de El Muelle Caribe.

de pareja y terminan mucho más fortalecidos haciendo procesos terapéuticos”.

La psicología funciona cuando la persona esté dispuesta a mejorar gracias a la terapia psicológica

—interviene la estudiante de psicología en la Universidad Santo Tomás Claudia Marcela Orellano Silva para que, entonces, comencemos a acercarnos a temas relacionados con el psicoanálisis, Freud y compañía. Y para que enfoquemos también lo que piensa la psicóloga y escritora colombiana Carla Barros sobre ‘Perfiles psicológicos en Cien años de soledad’: “Me permito sugerir que el texto es una lúdica literaria donde se pretende renovar el carác-ter vouyerista del lector sobre lo que hay detrás de las actuaciones de los seres humanos y la universalidad de Cien años de soledad...”, escribió ella en la contra-caratula del libro.

Continuará 

bottom of page