top of page
Abel José Rivera, un previo al Nobel de Juan Manuel Santos

Hizo de la paz

un poema y ese

poema ganó

Chapoteando sobre un mefítico río de sangre,
inmerso en su atmósfera de vahos azules y granas,
se levanta ingrávido mi pueblo colombiano,
tras las cumbres nevadas de las serranías
de la esperanza, el amor y la paz.

Atrás queda el bergantín de las mil caras
de la injusticia, la guerra y la desesperanza, 
con su carga vil de políticos corruptos,
de impúdicos salteadores de camino
y usurpadores de la fe pública.

El grito lastimero del infante hambriento,
el sentir profundo de un padre en paro,
el desconsuelo de una noche sin cobijo
el mismo día, la misma noche de tristeza.
¡Quedó atrás! ¡Por fin no lo son hoy!

Tres exponentes de las artes en el Magdalena: los escritores Abel José Rivera García y Rafael Darío Jiménez, fundidos en fratrernal abrazo, y al fondo el pintor Ángel Almendrales.

De fuelle ancho, obra dulce y

sutil y también contestataria

Primer premio en el concurso internacional latinoamericano de poesía ‘Unidos por la paz’, organizado por la revista de letras, arte y música de Argentina ‘La lupa cultural’

Caminos

de paz

Por Francisco Niebles

Es Caribe de fuelle ancho, genuinamente del trópico, samario para más señas. Y si nos pusiéra-

mos pretenciosos, hasta pudiéramos encuadrar a Abel José Rivera García en la figura agradablemente corpulenta de Neruda.

Ingeniero Pesquero, especialista en Ciencias Ambientales y amante del arte en todas sus manifes-

taciones —principalmente la literatura, la poesía y el canto lírico—, Rivera García fue sorprendido este miércoles 5 con una gran noticia: había ganado el primer premio en el concurso internacional latinoamericano de poesía ‘Unidos por la paz’, organizado por la revista de letras, arte y música de Argentina ‘La lupa cultural’.

Sucede, pues, que hace dos meses el extraordinario pintor banqueño Ángel Almendrales —“buen

amigo”, dice el galardonado— colgó en la biografía en Facebook de Rivera García un cuadro que había de inspirar a este para que produjera el poema ‘Camino de paz’, aunque la obra pictórica no tiene título. Mandó el poema a concursar y triunfó. La paz la hizo poema y el poema ganó.

Para El Muelle Caribe es motivo de profun-

do orgullo contar entre sus firmas con la del poeta samario, a quien, precisamente en la actualización correspondiente a la semana comprendida entre el 26 de septiembre y el 2 de octubre —un especial poético tras la firma del Acuerdo Final en Carta-gena—, publicó el texto del poema que, ahora galardonado, obliga a que se reproduzca hoy (el texto, a la derecha).

Dos días después, el viernes 7, tiempos de

premios para una Colombia anhelante de paz —aunque más de 6 millones se hubieran negado a refrendar el Acuerdo Final el pasado 2 de octubre— el premio Nobel de la paz sería para el presidente Juan Manuel Santos por sus esfuerzos por el logro de la paz.

—Estoy esperando el diploma y ‘otra cosita’

—dice con picardía el poeta samario, luego de ser felicitado por El Muelle Caribe ante lo alcanzado en Argentina por él, un previo al reconocimiento que, 48 horas después, le hizo el Comité Noruego del Nobel al jefe del Estado colombiano Juan Manuel Santos, luego de que lo postulara el parla-mentario del Partido Socialista de Noruega Heikki Eidsvoll Holmås, distinción  que convierte al pre-sidente Santos en una autoridad de paz en el mundo. El premio lo recibirá Santos el próximo 10 de diciembre en Oslo, Noruega.​ Y ha anunciado que el monto del premio lo donará para ejecutar proyectos a favor de las víctimas del conflicto.

PERFIL PERSONAL

Abel José Rivera García nació en  1953 y

tiene ancestros paternos de estirpe y tradición en Tenerife, Magdalena,  y maternos en Fonseca, La Guajira, terruños que, anota, también ha conside-rado como sus patrias chicas.

A uno y al otro, al igual que a Santa Marta,

les ha deparado “un gran cariño, apego y pasión,

al punto de que han sido inspiración de varios de mis poemas”, dice quien siempre ha estado orgulloso de ser hijo de un padre de Tenerife y una madre de Fonseca. Dos culturas tan distintas como pródigas en bienes y servicios ambientales, historia, arte y sociedad, que han hecho de este bardo un afortunado, con saberes y vivencias enriquecedoras para convocar a la musa de su alma de poeta y soñador.

Para el poeta, Tenerife es otra  patria chica... Allì están sus ancestros paternos.

Funcionario de carrera administrativa en la Corpora-

ción Autónoma Regional del Magdalena, Corpamag, du-rante 23 años continuos, donde fungió como Profesional especializado y Subdirector de Educación Ambiental y Participación Ciudadana, Abel José Rivera García es un demócrata, libre pensador, libertario y con un profundo sentimiento de responsabilidad social y familiar. Desde su condición es un gestor de paz.

“Amo el arte en todas sus manifestaciones, principal-

mente la literatura, la poesía y el canto lírico”, dice y sos-tiene que es un interesado en la historia de los pueblos, las tradiciones y las culturas étnicas.

Se declara admirador de la obra poética de Fran-

cisco De Quevedo, Alfonso Camín, Julio Flores y, sin la menor duda, la de su padre, el poeta Abel Rivera Ramos. También lo es de la narrativa de Gabriel García Márquez y de la obra de Frank Kafka.

Su obra no llega aun a los libros impresos, pero es

muy conocida en redes sociales de Internet. Es autor de más de un centenar de poemas y algunos pocos relatos

cortos y destaca en amplios círculos de la literatura contemporánea del Magdalena, gracias a —dice la crítica especializada— “una obra esmeradamente dulce y sutil, algunas veces, y otras intemperante y contestataria, que incluye una temática abigarrada que toca aspectos de amor, naturaleza viva, sociedad y política”.

Su producción poética ha sido amplia e intermitentemente publicadas en casi todos los diarios y revistas

locales y regionales del Caribe colombiano, como entusiastas colaboraciones de gran aceptación por el público. ‘Riveras en versos’ es su primer poemario publicado, a instancias y ruegos de sus amigos.

PERFIL PROFESIONAL

Es especialista en Ciencias Ambientales y su formación, experticia y experiencia le permiten desarrollar

tanto en el sector privado como en el público, las funciones laborales como director, ejecutor, formulador y evaluador de proyectos ambientales, encaminados a la conservación, protección y recuperación de ecosiste-mas terrestres, marinos, fluviales, lacustres y zonas urbanas, para garantizar y optimizar los servicios ambien-tales que ofrecen a las comunidades rurales y ciudades.

Es amplio conocedor de la legislación ambiental colombiana y de los procesos y procedimientos de licen-

ciamiento y permisos ambientales que se desarrollan ante las autoridades ambientales, CARs, y el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.

“Como tal”, sostiene, “para cualquier tipo de proyecto, operación o actividad, puedo identificar los aspec-

tos e impactos ambientales que puedan ocasionar contaminación al ambiente y coordinar el desarrollo de acciones institucionales que mitiguen los aspectos negativos”. También está en la facultad de promover los procesos que afecten positivamente el medio ambiente, con criterio de responsabilidad ambiental y social.

Pero por sobre todo, es Caribe de fuelle ancho, genuinamente del trópico, samario para más señas…

Si nos pusiéramos pretenciosos, hasta pudiéramos encuadrar a Abel José Rivera García en la figura agradablemente corpulenta de Neruda, ahí con la ministra de Trabajo Clara López y su entrañable amigo Cristóbal Escandon… Rivera García, Caribe de fuelle ancho, genuinamente del trópico, samario para más señas…

bottom of page