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Queridos copartidarios,

Hace tres años en la Convención Conservadora, las bases del Partido Conservador demostraron

algo que parecía imposible: que unas bases de ciudadanos conservadores del común, sin ningún poder, demostraran a quienes sí tenían el poder que los principios no se venden y que todo el poder económico y burocrático del gobierno de turno son insuficientes para hacernos renunciar a unos principios y valores que heredamos desde que Simón Bolívar nos dio la independencia.

Hoy pareciera que estuviéramos repitiendo la historia. Los poderosos del partido por un lado y los

militantes de las bases, quienes en realidad son los dueños del Partido Conservador, por otro lado. Muchos me llaman y me escriben diciéndome que están decepcionados y se sienten impotentes ante el rumbo que ha tomado la colectividad, muchos me anuncian su retiro y algunos ya nos han dejado. Pero queridos amigos, este no es momento para espantarse ni salir corriendo.

En momentos en que el país necesita más que nunca una doctrina conservadora que le hable de

frente sobre la urgencia de instituciones sólidas, de una justicia pronta, cumplida e imparcial y del imperio de la Ley; cuando todos los colombianos estamos desconcertados ante las noticias de dolor por nuestros niños y por los horrores que se ven en la sociedad es necesario que se vuelva a hablar de valores, de decencia, de familia, de dignidad humana; cuando a todos nos preocupan los nubarrones que se ciernen sobre la economía y sobre las empresas colombianas que generan empleos, no podemos caer en la desesperanza ni renunciar a lo que somos.

Lo nuestro no es, ni ha sido jamás, buscar representación burocrática ni manejar la política con

cuotas clientelistas. Pero amigos, el Partido Conservador no puede darse el lujo de llegar dividido a las elecciones presidenciales del 2018. La lucha, al igual que hace tres años, tiene que comenzar desde nosotros, desde la base demostrando eso que tanto repetía Álvaro Gómez Hurtado: que en Colombia existe más conservatismo que Partido Conservador.

No se compadece con la trayectoria y valores de una Institución que lleva más de 160 años sir-

viendo al país y siendo protagonista de la historia, que nos dejemos invadir por el desánimo.

Vamos a trabajar otra vez por lo que es nuestra esencia. Vamos a intentarlo advirtiendo que di-

remos al país que la política tiene que cambiar o de lo contrario perderemos la democracia.

No concibo estar en un partido que renuncie a su vocación de poder y lucharemos por alcanzar el

poder para transformar a Colombia sirviendo a la gente. A los colombianos del común que se esfuerzan y madrugan todos los días como ustedes y yo porque no nos sentimos con derechos ganados a nada y que creemos que es con trabajo honesto como mejor honramos a nuestros padres y dejamos un legado de orgullo a nuestros hijos.

Con la ayuda de ustedes iremos mirando el camino que nos toque recorrer cada día y con la

compañía de ustedes lo recorreremos con serenidad enfrentado los obstáculos, pero con la mirada aguda para advertir a tiempo y evitar cualquier celada en el recorrido.

Los necesito a todos y estoy con todos ustedes viendo con preocupación el rumbo que toma

nuestro país y la incertidumbre que se cierne hoy sobre el futuro de Colombia. Vamos a trabajar juntos para enderezar el rumbo y alcanzar ese futuro brillante que nos merecemos.

MARTA LUCÍA RAMÍREZ DE RINCÓN

¡Vamos a

enderezar

el rumbo de

Colombia!

Promesas de pre-campaña

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