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Palpitares y sentires en Facebook

¡Uf!: Una mente

creadora no

conoce el otoño

Gracias, Richard...

Mamá es mamá… Y doña Luz Amparo mandó elaborar un collage, este, en el cual cupieran los Orellano-Silva… Y lo ciber-envió a Laura Carolina con motivo de su cumpleaños.

Por Gerardo González H

Personaje que recuerdo con respeto y admiración,
que además siendo yo un niño creyó en mi imaginación…
A quien le toqué las puertas y me atendió y escuchó:
De ese ingenuo atrevimiento puso a prueba mi intención 
Eres tú Jose, José Orellano, lo digo con emoción.
Abiertamente agradezco aquella oportunidad,
plasmando mi primer sueño, tú me supiste guiar:
un cómics fuerte aguerrido al que puse Rangerman.
Gracias a tu gentileza mi propia página logre coordinar:
«Fronteras 2000» titulaba y en ella también pude integrar
a las juventudes samarias, a quienes tuve el honor de representar.
Ante el Fondo Mixto de Cultura de mi pequeña ciudad,
fuiste tú punto de apoyo y resalto tu bondad.
Espero no perder tus aprecios y algún día poderte abrazar,
sabes que cuentas conmigo y mi sincera amistad.
Eres un líder valiente y te exhorto a continuar,
con tus ideales presentes y tu linda humanidad.

“Gracias amigo por conocerte…”

Por José Orellano

Palpitaba el amor… Había sentires de

lejanía… Amor filial y dolor de ausencia se conjugaban… Palpitares y sentires minaban mi

sueño físico, que el mental, ese viaje eterno por laberintos oníricos —ilusiones, esperanzas, metas, objetivos, anhelos, quereres, amores-amores y amores platónicos—, no requiere de retenes ni aduanillas, ni de fusión de pestañas ni temblores de párpados, mucho menos del ‘graficador’ zzzzzzz…

Transcurrían los primeros minutos del día, la madrugada apenas comenzaba a escurrirse, en mi sentir,

¡muy lentamente! —estaba tratando de conciliar el sueño desde hacía tres horas—, tenía la sensación de que el cubre-lecho atravesaba piyama e interiores y me picaba todo el cuerpo... El silencio era ensordecedor, me asfixiaba, y, entonces, decidí desplegar cobijas, salir de la cama e irme a encender el computador.

27 años atrás, acompañado de mi concuñada Astrid Revollo, la esperamos, ansiosos, por laaaargas,

larguiiiiiiiiiisimas horas… Montábamos guardia en los interiores de la clínica La asunción de Barranquilla desde las 8:30 de la mañana… Aquel día, miércoles, había de pasar de largo por el meridiano, se extendería por lo vespertino, alcanzaría el ángelus y se prolongaría hasta media hora más para saber que… ¡Por fin había llegado! ¡Doña Luz había dado a luz! Y alcancé a ver a mi pequeña en brazos de una enfermera, a través de un vidrio clínico.

Todo eso lo había recordado en la víspera… Había sido como un gozo doloroso… Las punzadas de los

recuerdos, los efluvios de la evocación, penetraban hondo... Dando vueltas por la alcoba, me revolvía la cabellera, más de lo revuelta que estaba, y al fin decidí sentarme frente a mi PC… Comenzaba a avanzar el 7 de marzo de 2017, choque de emociones, latidos hasta ‘escuchables’ a simple oído... Escribí:

“Hija:
Siempre idealicé para ti unas alas inmensas desplegadas rompiendo vientos, llevándote hasta más allá

de esos horizontes comunes al resto de la gente… Siempre he dicho que tú eres yo, pero femenino, y a lo mejor por eso nunca me detuve a pensar que algún día había de llegar el día de tu transición de niña a mujer y que las alas idealizadas habían de arrancarte de mi lado… Sigo recreándote beba y sigo siendo llorón de tiempo completo cada vez que escucho esa canción… Pendejadas, Laura Carolina, que salen de mi alma otoñal y que, sin rubores, te digo públicamente en este día de tu cumpleaños… Besos”.

Busqué una foto en la cual estuviéramos los dos en un momento especial de la existencia de ella —y de

paso de la mía— y la encontré: fue tomada el 25 de abril de 2012, correspondía a su grado, ese día, en finanzas y comercio internacional de la universidad del Rosario, tras haber sostenido un promedio de 4,5, con media beca también sostenida durante nueve de los diez semestres que debía cursar, que a punta de dedicación, de no defraudar a ‘papito lindo’, logró reducir uno: terminó en 4 años y medio una carrera de 5 años… Vale anotar —¡ni más faltaba!— que Claudia Marcela, que cursa II semestre de Psicología en la universidad de Santo Tomás, también mantiene su promedio en 4,5… ¡Papá orgulloso!

Como decía al comienzo, era un momento en el cual el amor filial y el dolor de ausencia se conjugaban,

aguijoneados por el recuerdo de la partida de ella el 4 de abril de 2013: ese día tomó su vuelo, a lo mejor decidida a demostrarle al mundo, con razón, no hay duda, que su nido ya  no era el mío… Desde entonces, no he vuelto a verla físicamente, desde entonces no le doy un beso, desde entonces no recreo con ella, cagados de la risa, sus escondidas de seguridad y protección en mi sobaco como ella acostumbró hacerlo, acurrucada allí, desde niña —ya grande, de vez en cuando lo repetía—, como lo hizo cada vez que le daba la puta gana de hacerlo cuando era la bebé aquella de 3 años que pateaba sin contemplación a la mujer que, delante de ella, me diera un beso en la mejilla o me lanzara un piropo… Lo hizo con frecuencia hasta los 10 años.

Metido en ese ambiente mental escribí lo que escribí y usé una figura que se me vino de pronto: ‘alma

otoñal’… A las 0:50 horas de este 7 de marzo, día del cumpleaños de Laura Carolina, publiqué texto y foto en mi muro de Facebook…

Más de un centenar de amigos —tanto del trato personal como del virtual— habían de darle ‘Me gusta’ y

‘Me encanta’… Y casi 25 habían de anotar un comentario… Varios de ellos para felicitarnos por el grado, aunque lo que yo había tratado de recordar, y resaltar, era el cumpleaños 27 de mi hija, ella en lejanías, en 

todos los sentidos: la ‘Orellanita’, como le encantaba a ella que le dijera Edgardo Caballero… En todo caso, súper contento por las reacciones… Por eso expreso mis agradecimientos sinceros a quienes dieron ‘Me gusta’, a quienes cliquearon el corazón rosado del ‘Me encanta’, a quienes escribieron... A todos, agradecimientos y más agradecimientos… Pero, una cosa, de entre los comentarios, selecciono dos para reproducirlos.

1.- Raimundo Alvarado: Me gustó eso de alma otoñal… Un abrazo...

2.- Ricardo Rocha: Viejo Jose, aunque yo soy mayor, vi lo del “alma otoñal” y tuve la intención de

dejarte caer unas líneas sobre el particular, pero al final me decidí por lo que es importante que es el logro de unos amigos apreciados y queridos. Ahora vamos con el alma otoñal y es que ese estado es inconcebible en José Orellano Niebles, un hombre que siempre tiene la imaginación de un adolescente cuando viene a la creación. Una mente creadora no conoce el otoño, acepta los veranos como tiempos para abrir las alas y el invierno para el reposo creativo a la espera de la próxima primavera. Perdona que discrepe de tu aserto, pero créeme, viejo Jose, que podrás llegar a competir con Matusalén y no serás otoñal. La prueba está en El Muelle Caribe. ¿Te basta esa o me rebusco otra? Un creador no conoce el otoño y menos en la mente. Así que como decía el cura, va de retro. Un abrazo y éxitos a un amigo y profesional exitoso.

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