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Cuando la amistad enternece

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PREGUNTAS

‘Chata’

...para las
confesiones de

Manos titubeabantes, vista nublada, para tomar, sin flash, estas dos fotos de ‘La chata’ Riaño: lágrimas de emoción.

Por José Orellano

La ternura se escapó de mi alma, recorrió todo mi cuerpo y erizó la piel al momento en que,

tras un rápido giro de cabeza y medio sorprendido, clavé mi mirada en aquellos ojos que iban humedeciéndose mientras me acercaba a ella con el propósito de corresponder a un llamado en voz alta que me había hecho.

“¡Chata!”, le grité guturalmente, al tiempo en que me acuclillaba para ponerme a su altura,

ella sentada entre la asistencia al acto de presentación oficial de la estampilla ‘Rafael Escalona’ en el salón Luis Carlos Galán Sarmiento del Capitolio Nacional y yo dando vueltas en busca de reacciones faciales ante las palabras que, alusivas al acto, iban pronunciando unos y los otros involucrados. Era el jueves 26 de mayo de 2016.

La fundición de afectos fue inmediata: tras el abrazo y el intercambio de besos ‘mejilleros’,

veinte dedos de manos se entrecruzaron y, cariñosos, se estrujaron por interminables segundos para decir más cosas que las balbuceantes palabras, ‘muy pacito dichas’, sonidos casi guturales, para no afectar la atención del público hacia los oradores.

Se me ocurrió tomarle fotos a tan bello y radiante rostro de ojos brillantes y acuosos y,

vacilantes, mis dedos fueron dejando los de ella para atrapar la cámara terciada a mi cuello. La emoción me embargaba. Y el encuadre para eternizar esos ojos de ‘La chata’ humedecidos por la emoción había de moverse, una y otra vez. Mis manos titubeaban y mi vista también se nublaba.

Y no miento ni exagero.

Ufff… Fue un momento sublime… Fue una represa de emociones que se desbordaba sin

más propulsión que la de la fuerza de la amistad sin condiciones, tras varios quinquenios sin vernos: yo le había perdido el rastro, sabía que se había residenciado en Miami, la recordaba en el vórtice de las malas lenguas y la malquerencia —de esa que uno se gana gratuitamente y a la cual casi nadie escapa— y escuchaba que seguía haciendo televisión, que un referente de su actividad seguía siendo el nombre de su TV-programa: ‘Confesiones con Chata’.

A Gloria Riaño Baute la había conocido a sus 14 años en Valledupar y en ese entonces hube

de hacerle una sesión de fotografías en los alares de su casa de la capital del Cesar, con destino a El Heraldo: siempre la creí vallenata, hasta ahora no sabía por qué le decían ‘La chata’, pero la amistad surgió desde aquel momento, su solidez se forjó sin frecuentarnos y ha perdurado: mucho más allá de la utilización y el placer, solo sobre una virtud: dar-entregar-dar afecto. Nada la ha limitado, nada la ha contaminado. Una amistad verdadera, sin mentiras ni manipulación, pero con afecto genuino.

—Yo sé por qué lloré y por qué se me erizó la piel ¿Por qué lloraste tú? —había de

preguntarle después…

“Mi corazón: ten la plena seguridad de que los mismos motivos que tuviste tú, los tuve yo. Si

no me equivoco, fueron los mismos motivos”, había de responderme ‘La chata’.

Pero yo sé que mucho de ese afecto mutuo ha tenido por intermediario al extinto Ernesto

McCausland Sojo, primer esposo de ‘La chata’. Ella nos gozaba cuando él y yo, en la redacción de El Heraldo, intercambiábamos anécdotas, especialmente en torno a ella. A aquel momento vallenato en que ella y yo nos tratamos por vez primera…

Comunicadores y sensibles

los dos —incluso sensibleros—, la invito, pues, a que interactuemos por medio de las palabras…

—Primero, háblame de ti, la

mujer: tu niñez, tu adolescencia, tu presente…

“Soy una mujer plena en todos

los aspectos de mi vida: afortunada y bendecida, trabajadora y decidida. Complacida por la existencia de mis hijos y la pareja que me acompaña. Siempre he sido inquieta, hiperactiva, sentimental, romántica, irreverente, extremadamente sociable, divertida, risueña y exigente conmigo misma.

Fui una niña muy feliz, rodeada

de mucho amor por parte de mis padres, hermanos y tíos. Consentida por mis dos hermanas, Carmen Clara y Marina, quienes siempre me protegieron —y las dos siguen haciéndolo—: me prodigaban muchísimo cariño, complacían mis gustos en la medida de las proporciones.

Mi madre me impartió

seguridad sobre mis actos y decisiones.

Mis hermanos, ¡siempre mis

cómplices y alcahuetas!

Mi padre me enseñó a disfrutar

plenamente de la soledad y sentir el disfrute infinito de un domingo frente al televisor, ¡nada más confortable!

¿Sobre mi adolescencia? Muchos recuerdos llenos de alegría: el colegio en Valledupar, las

compañeras que siempre llevo en mi corazón, muchos recuerdos y mucha nostalgia.

Y tengo que hablar de mi transición a Barranquilla, la tierra de mis sueños, mis primas tan

queridas para mí. Era mi gran ilusión vivir por siempre en esta ciudad que me vio nacer... No tener que devolverme después de que pasaran las vacaciones: volvía llorando todo el camino al Valle, luego retornaba mi felicidad, pero era duro para mí en esos momentos. ¡Yo amo y amaré por siempre tanto a mi Barranquilla del alma como al Junior!

Mi presente es tranquilidad y paz: Dios ha querido regalarme esos estados. Estoy enamorada

de la vida y del amor, de mis hijos y de mi Clarito”.

—Ahora, cuéntame tres cosas bellas de tu vida, al margen de lo bello que son

tus hijos…

Una: Poder disfrutar de mi madre, ella es mi ídolo. Aprender de ella cada día me hace

infinitamente realizada.

Dos: Poder hacer parte de la realización de jóvenes con menos posibilidades económicas y

sociales. Logramos aterrizarlas como mujeres dignas: las hacemos soñar como princesas y las organizamos como profesionales en el certamen ‘Sirenas de Colombia’, desde la Fundación que cree con el mismo nombre y de la cual soy su directora.

Tres: Ser embajadora de buena fe, con el convencimiento de que he propiciado la apertura

de las puertas para la música de acordeón en la televisión de los Estados Unidos”.

—¿Por qué a Gloria Riaño Baute le dicen ‘La chata’?

“Por mi hermanito ‘Chato’. Cuando nació se lo llevaron para Bogotá y era tan lindo que le

decían “tan ‘chatico’ el niño”. Y luego sale mi mamá esperando y empieza la premonición: “Ahora viene la chatica” y ‘Chatica’ me quede”. (Le prometí que “me recrearé en eso de ‘La chatica’”, le dije que “me desvirgaste al respecto mucho años después…” y ella me contestó “Te adoro”…)

—Sé que, hace rato, vives en Miami… De pronto perdí tu rastro… ¿A qué te dedicas en

Miami?

“Soy Madre y ama de casa dedicada a las labores normales del hogar. Trato de complacer a

mis hijos, José Alfonso, Susana y Melissa, en todo lo que de mí dependa… Canto, bailo y disfruto con mi pareja y mis hijos. Trabajo al lado de mi próximo esposo, Claro Cotes Villarreal, en el crecimiento de su empresa de Carwash. Juntos manejamos la otra empresa, de comunicaciones, C&R Connections Enterprise Inc. Presento, produzco y dirijo mis programas ‘Amanecer vallenato’ y ‘Confesiones con Chata’. Voy muy seguido a la playa, veo telenovelas, juego con mi núcleo Monopoly, comparto con mi familia todo el tiempo posible, cosas que en Colombia me son imposibles disfrutar.

—Me he reencontrado contigo

en el homenaje a Rafael Escalona del pasado 26 de mayo en el Capitolio Nacional: la presentación de la estampilla postal a su nombre… ¿Qué hacías en Colombia precisamente para coincidir con ese acto de tanto valor sentimental, incluso para el más inerme de los vallenatos?

“No coincidí, me programé para

estar ese día allí. ‘El maestro’ fue muy cercano para mí, al igual que  sus hijos. Él fue mi tío, con él compartí muchos momentos especiales, muchas anécdotas. Su hija menor, Taryn, siempre ha sido mi hermana, al igual que Rafa y todos los demás, son de mi corazón. Digo… ¡los reales!”.

—Con tecnología y todo, ‘Chata’,

¿cómo percibes Valledupar en su día a día, tú a muchos kilómetros de distancia, tú en Miami?

“Edénico lugar, que crece y crece y cada vez es más bello. Me fascina llegar y ver sus

calles limpias, su gente amable. Una estructura de construcción fortalecida, un festival cada vez más engrandecido... ¡Y un folclor que día a día sigue traspasando fronteras!”

—Háblame de algún pasaje de tu vida, que, al final de cuentas, lo consideres una

anécdota, pero que en su momento fue toda una complicada problemática de la cual supiste salir airosa...

“Quizá cuando empezaron amenazarme y me hicieron volar fuera del país con mis hijos a

bordo… Al principio fue duro, pero finalmente la mejor experiencia: la misma que me fortaleció para estrechar los más grandes lazos de unión, integración y amor con mis hijitos que eran unos niñitos. ¡Dios nunca se equivoca...!”

—Desde tu perspectiva, ‘Chata’, ¿cuál debe ser una escala de valores en esta

modernidad inundada de nuevas tecnologías?

“En mi concepto, la tecnología ha sido una confusión entre los valores y la interacción. Se

perdió el pudor y la privacidad... Soy de la vieja guardia, aun no entro del todo en el mundo cibernauta. Para mi gusto, la tecnología y todas estas redes agotaron y acabaron con muchos valores y relaciones interpersonales. Valiéndose de las nuevas tecnologías, las nuevas generaciones son felices atropellando a los mayores”.

—¿Qué personas te sacan de quicio?

“Los chismosos y envidiosos. Aquellos que te saludan de beso y apenas das la espalda te

comen a critica. Detesto la gente impuntual y sin palabra y no soporto a los desordenados y desaseados. Siento lastima por los que se crecen sin haber llegado aun ni a la mitad de la meta”.

—¿Qué piensas de la jerarquía (la jefatura, incluso en la relación mujer-hombre) a

cualquier nivel?

“El tema de jerarquía es relativo. Yo prefiero en mi hogar que el hombre sea cabeza visible, algo que es bíblico, aunque la responsabilidad sea compartida. En el tema profesional, la jerarquía tiene que llevarla el más preparado”.

—¿Qué influyó en ti a la hora de elegir la presentación en televisión como una opción

profesional?

“Esto de transmitir y ser responsable por lo que haces o dices y que puedes ser instrumento

para la toma de decisiones por parte de otro, asumir un liderazgo, no es una opción... ¡Es una decisión de vida!  Yo nací con esto, siempre me gustó la comunicación y llevar mensajes positivos a quienes los necesiten. Lo demás llego a mi vida, nunca lo busqué. Lo que es tuyo siempre a tu lado llegará”.

—¿Cuál ha sido tu experiencia más gratificante durante tu vida vivida hasta ahora?

“Sin lugar a dudas, ¡ser madre!”.

—¿Cuáles son tus sueños, tus objetivos a corto, mediano y largo plazo?

         a) En lo personal.

         b) En lo profesional

         c) En lo sentimental

“En lo personal, ver realizados no solo como profesionales sino como personas de bien, a

mis hijos, saberlos y disfrutarlos en sus hogares, conocer a mis nietos y poder darles mucho, pero mucho amor.

En lo profesional llegar lejos con el proyecto de embajadora del folclor insigne de Colombia

en USA, por medido de mi programa ‘Amanecer vallenato’. Poder ser la madre que el canal Telecaribe necesita, aunque el actual gerente ha hecho excelente gestión. Mi cariño por este canal va más allá, con sentido de pertenencia: yo nací y crecí con ese canal y sigo de su mano”.

Por el lado sentimental, plena y realizada. Comparto mi corazón con un hombre muy

especial, un arijuna en pleno. Logré alcanzar la madurez en el amor y él es mi polo a tierra”.

—¿Cómo te va con la tecnología y cuánto tiempo y cuántas veces al día recurres a ella?

“Lo dije anteriormente: no soy muy apegada al mundo de la tecnología, pero tampoco puedo

quedarme atrás. Esta es la realidad que vivimos y quiera o no, de alguna manera me veo obligada a participar en ella. Mi iPhone se volvió mi oficina virtual. Todo el día, esclava de él… mientras estoy en Colombia”.

—¿Cuál ha sido el momento más desagradable en que te viste envuelta? (Si te

abstienes de responder, no hay problema. Si respondes, hay otra pregunta al respecto) ¿Cómo le hiciste frente?

“Lo desagradable también es objetivo. Tengo la firme convicción de que todo lo que parece

malo, se da vuelta y se convierte en algo de alguna manera positivo. Cuando una puerta se cierra, diez portones se abren para entrar con camionadas de felicidad. Siempre salgo airosa, pues siempre que das frente, la solución sale porque sale”.

—¿Cuál es tu ambiente de trabajo?

“Adrenalina a millón. Yo no planeo mucho ni me detengo en pensamientos y análisis de los

pro ni de los contra. Confió en mi instinto y voy para adelante sin miramientos, aunque me llene de estrés. Ya es mi estilo”.

—¿Volverías a hacer televisión en Colombia?

“Nunca me he separado, ni me separaré de mi pueblo colombiano y sus medios”.

—¿Qué piensas de la amistad?

“Para mí la amistad es un sentimiento de mucho peso y compromiso. Soy muy leal y

desinteresada, amiga de mis amigos. No resisto una falla de un amigo, por lo que para mí representa… ¡Es un principio de vida! Un buen amigo es como un hermano”.

—Para una amistad profunda, ¿hombre o mujer?

“No soy selectiva de géneros para entregar mi sentimiento de  amistad, solo espero

sinceridad y lealtad”.

—¿En qué parte del mundo te agradaría residenciarte por siempre?

“Donde tenga el amor, cerca de mis hijos y sienta paz. Allí mismo donde siempre brille el sol

y, en lo posible, tenga vista al mar...”.

—¿Cómo te imaginas viviendo los años otoñales de la tercera edad?

“No muy diferente a lo que soy hoy en día: activa, fresca, risueña y bailando lo que más me

‘Chata’ y la magistrada del Consejo Nacional Electoral, la riohachera Yolima Carrillo, presente también en el homenaje a Rafael Escalona.

Cámara ladeada para esta confesión: “Mi iPhone se volvió mi oficina virtual. Todo el día, esclava de él… mientras estoy en Colombia”.

gusta, cantando en torno a mi familia, trabajando por la causa social, pero nunca con los brazos caídos... ¡Y con mis tacones bien puestos!

—¿Cuándo te gusta que te

llamen Gloria y no ‘Chata’?

“Siempre me gustó, me gusta

y me gustará que me llamen ‘Chatica’, con mucho cariño... Soy consentida hasta el día que me muera, jajajajaj. Gloria es mi tía”.

—¿El vallenato de antes o el

de la nueva ola?

“Cada uno tiene lo suyo: para

dedicar y lleno de poesía, el de antes… Para la gozadera, el de ahora”.

—¿Rafael Manjarrés-Gustavo

Gutiérrez o… Kalet Morales-Pipe

Peláez?

“Todos tienen ese algo que me encanta, pero prefiero a José Alfonso ‘Chiche’ Maestre”.

—¿Has hecho plata? ¿Es fundamental la plata para vivir feliz?

“Yo no hago plata, hago y tengo excelentes relaciones, que no se van como la plata que va y

viene. Me gusta la buena vida, pero igual sé vivir y sobrevivir... La felicidad no tiene precio, ni se compra ni se vende. ¡Soy muy feliz!

—Yo digo que esta no ha sido una ‘Confesión con La Chata’, sino una ‘Confesión de La

Chata’ ¿Estás de acuerdo?

“¡Completamente de acuerdo!”.

—¿Qué falta por preguntar?

“Siempre hay más...Porque la vida comienza es mañana...”

…o0o…

Al margen, ‘Chata’ me diría que uno de los momentos plenos de su vida fue “volver a la vida”.

Y había de recordar, años después, el accidente automovilístico que sufrió el 13 de noviembre de 1999 y que la mantuvo en estado de coma durante varios días en una clínica de Valledupar.

“Abrí los ojos”, había de decir. “Saber que volví a nacer, volver a aprender a caminar, a tener

paladar y a tener gusto por la naturaleza y por todo a lo que antes, de pronto, no le di el valor... Dios me regaló la oportunidad de poder mirarlo todo con otros ojos y valorarlo con mucho más sentimiento”.

Al margen también me diría que prepara dos libros: ‘Amores de alquiler’, sobre las diferentes

relaciones que existen y las posturas frente a ellas; y ‘Un mañana mejor’: episodios vividos y reflexiones de cómo superar cada tropiezo u obstáculo...

Feliz, muy feliz, ‘La chata’ tiene muy claro el concepto de la amistad: un sentimiento de mucho peso y compromiso, de mucha lealtad e incodicionalidad...

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