top of page

Pueblo wayuu: marginalidad de

siempre, sin ciudadanía y sin ser

titulares de derechos completos

Hay por lo menos dos maneras de presentar el problema de marginalidad, pobreza, desnutrición y muerte de niños y adultos en La Guajira: una es enfocarnos en señalamientos y denuncias de la corrupción contemporánea, el fenómeno del niño, el perverso sistema de salud pública, incluso, males achacables al funcionamiento político de la etnia wayuu.

Por Armando Pérez Araujo

En esta materia hay mucha tela que cortar e investigaciones y debates de nunca acabar, pero bienvenida la controversia. Sin embargo, la profunda marginalidad y sus funestas consecuencias son anteriores al ICBF, al Sistema de Salud Pública vigente y a la permanencia en la política de cuatro o cinco familias de La Guajira.

Algo más: si se tratara de enjuiciar a la fauna política que mangonea electoralmente en La Guajira, desde que existe la circunscripción nacional electoral, tendríamos que asociar a esa denuncia los nombres de una lista de personajes de diferentes regiones del país que invaden con dinero la territorialidad wayuu, usando la intermediación de expertos, para cargar hecha pedazos nuestra precaria democracia.

Algunos Personajes de la política nacional, muchos de ellos sin conocer siquiera la Alta Guajira, ‘sacan votos’ en el territorio étnico wayuu, contrariando de manera aleve el respeto a la diversidad étnica y cultural.

Si lo que deseamos es hacer un diagnóstico de la profunda gravedad del problema es menester mirar el fenómeno desde sus inicios, desde cuando era absoluta la inexistencia del Estado, es decir, cuando la vida social y económica de los wayuu era relativamente viable gracias al comercio fronterizo, la pesca y algunas épocas de lluvia.

La Constitución del 91 apareció y trajo consigo unos desarrollos inconclusos y perversos, los cuales han engendrado una increíble mescolanza de marginalidad y derechos deformes e inconclusos, por ejemplo, la Autonomía Indígena de papel, de la cual no se benefician las comunidades wayuu.

Aprovechando la coyuntura de la búsqueda de una paz estable, duradera y sostenible, deberíamos concentrarnos en el diseño de un modelo de ajustes constitucionales para que dejen de ser nugatorios los efectos de la Carta de Derechos y tengamos en esta región del país, especialmente en el seno del Pueblo Wayuu, verdaderos ciudadanos, titulares de derechos completos.

El interés por lo público y el WhatsApp

Las redes sociales en general y el WhatsApp en particular han contribuido significativamente a un aumento del interés por lo público que es muy positivo para la democracia, a pesar de que nos horroricemos por las burradas que muchos dicen por estas vías de comunicación tan democratizadas carentes de control alguno.

Por David Roll*

Almond y Verba demostraron que una sociedad poco participativa genera políticas de súbdito, o sea, sordas a lo que la gente piensa, y Putnam nos ha dejado claro que a mayor interés por lo público mayor capital social y mejores gobiernos.

Antes el ciudadano común se enteraba de lo que pasaba  únicamente por la lectura del periódico en la mañana y el noticiero por la noche, y a duras penas comentaba algo con los colegas en alguna pausa laboral o en el transporte de regreso. Hoy en día entre chiste y chiste de estas redes sociales, los ciudadanos expresan a sus círculos cercanos (y a una multitud en el caso de twitter) sus opiniones sobre política y reciben otras noticias.

Es verdad que se han dañado amistades porque nadie se toma unos segundos para revisar lo que escribió antes de oprimir el enviar y que más de la mitad de lo que dicen sobre política quienes escriben es obviamente opinión doxa, o sea sin conocimiento. Pero entre uno y otro click de estos se va filtrando una información importante de algún participante que sí tiene conocimiento de la cosa pública por ser funcionario o experto, o bien porque alguien envía un documento serio añadido, etc.

Yo creo que el papel de los medios de comunicación sigue siendo fundamental porque tiene una serie de controles irremplazables (un equipo que revisa, jefes de prensa con experiencia larguísima, una selección estricta de columnistas, etc). Pero este nuevo despertar del interés por lo público gracias al fetichismo por los telefonitos mágicos, en un balance a mediano y largo plazo va a ser positivo. En mis círculos cercanos diferentes a la academia nunca o casi nunca se hablaba de política y quien ponía ese tema lo miraban como si fuera a dañar la fiesta o estuviera loco.

Hoy ya sé la opinión política de la mayoría, su nivel de conocimiento de las políticas públicas, lo que considero un gran avance si se está danto a nivel masivo en el país. Un nuevo reto para los medios de comunicación como el periódico El Mundo de Medellín, que se ha interesado especialmente por el carácter pedagógico del periodismo, va a ser crear unas secciones de alertas tempranas sobre falsos mensajes difundidos por las redes que pueden ser peligrosos o ser descaradamente mentirosos y con malas intenciones.
* Profesor titular Universidad Nacional 

En http://www.elmundo.com/portal/opinion/columnistas/el_interes_por_lo_publico_y_el_whatsapp.php#.VrdtaVjhCUk

Si lo que deseamos es hacer un diagnóstico de la profunda gravedad del problema es menester mirar el fenómeno desde sus inicios, desde cuando era absoluta la inexistencia del Estado, es decir, cuando la vida social y económica de los wayuu era relativamente viable gracias al comercio fronterizo, la pesca y algunas épocas de lluvia.

De Facebook a El Muelle Caribe

bottom of page