El Muelle
CARIBE
Homenaje perenne al Muelle de Puerto Colombia
Crónicas y Opinión
José Orellano, director
De un ‘STIP-ero’ integral
¡Vivirlo en
rans
Milenio
Por El Monje
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Y más: qué tal el hombre vestido con uniforme de Transmilenio, bastante adulto, que da clases gratuitas y permanentes de la forma como se debe echar el torniquete para adelante hasta ganar el espacio que le permita pasar al interior del sistema sin necesidad de tarjeta, ‘Tu llave’, ‘Cliente frecuente’ o ‘Monedero’. “¡Pésimo ejemplo!”, le digo. Y me riposta con cualquier cantidad de epítetos, mostrándome los diversos logotipos de Transmilenio que lleva en el uniforme para terminar diciéndome que “yo tengo derecho porque trabajo con Transmilenio, te jodes tú que tienes que pagar!”. No le envidio el hecho de que trabaje con Trasmilenio y se crea con derecho a no pagar por el servicio. Lo ideal sería que tuviera una tarjeta ‘maestra’ que le facilite el acceso sin hacer ejercicio práctico de la trampa ya descrita o del salto sobre el torniquete como se lo vi una vez a un operario un poquito más allá de la adolescencia... O que ingresaran por la puerta de entrada y salida en silla de rueda o coches de bebés.
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O qué tal la operaria de la estación ‘Calle 63’ —esa vez ella estaba allí— que ve al mozalbete poner en práctica el ejercicio anterior, el del operario de Transmilenio, sí, y no hace nada por evitarlo. “Usted lo vio”, le dije. “No ha hecho nada para evitar que se volara”, rematé. ¡Y vaya la lavada de lengua que me llevé. Lo más suave que escuché fue: “¿Y acaso tú me vas a pagar la puñalada que me meta?... ¡Sapo!”
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No soy lesbofóbico ni homofóbico ni discriminador, pero sí creo en la cordura erótico-sexual. Siempre he sido de los que piensan que ‘si el amor es puro, los sexos no importan’, pero sobre la recreación permanente de momentos íntimos como los que describe Camilo Sesto en su canción ‘Tarde o temprano’: “¿Quién, no importa la edad/, no tuvo un romance/, en un rincón de un portal/ y amó bajo el manto de la oscuridad?/...”. Porque bien horrible se ven ella con ella, él con él y hasta él con ella y ella con él amacizándose, más allá de lo romántico, bajo el manto de la claridad, en un bus de Transmilenio repleto de pasajeros y con niños por todas partes viéndolos embobados. ¡No hay derecho! Porque una cosa muy
diferente es un beso fugaz, una caricia de manos, que esos ordinarios ‘chinchullos’ o ‘entrepiernes con ropa’ con que, con inusitada frecuencia, uno se topa en el Transmilenio sin distingo de horas: es que ahora ellos(as) o ellas(os) tienen la plena convicción de que la Constitución y la Ley los ampara y por esos le dan rienda suelta a un ‘manipeneculiteteo’ publico, muy desagradable a la vista de los demás, sin lugar a dudas. ¡Huy y con tanto motel vacío! ¡Con tanta entrada tapada con plantas carnívoras!
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Pero no solo operarios de Transmilenio ensayan la trampa al torniquete, también veo que lo hacen con continua y continuada frecuencia los patrulleros de la Policía, en servicio dentro del sistema o solo de paso por él, haciendo irregular utilización de las ventajas que otorga el uniforme verde oliva... Y no uno solo sino en grupos de tres o cuatro... La autoridad, la vigilancia privada y los operarios y operarias del sistema deberían tener un acceso especial al sistema... Y a la autoridad que me refiero es a la de los agentes que prestan su servicio en procura de garantizar la seguridad y las buenas costumbres en el interior del sistema.
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Y hablando de autoridad, sigue siendo notoria su ausencia en horas de la noche en los puentes peatonales complementarios del servicio... Muy atemorizante cruzarlos, de ingreso o de salida después, de 7:00 pm... Porque peor aun: esos ductos carecen de un eficiente alumbrado público... Honestamente, da terronera cruzarlos de noche.
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Los vendedores estacionarios han sido desalojados de las inmediaciones de la estación Centro Comercial Santafé, pero se les ha permitido a algunos de ellos ubicarse sobre el puente y lo están haciendo a plena boca del mismo, en la senda hacia el interior del sistema: copan el espacio para el desplazamiento y provocan nudos humanos, ante la vista complaciente de los patrulleros en servicio que se pasean por allí, pero casi siempre ‘pulgar-tizando’ en el celular... O simplemente hablando quedo.
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Creo... Diría mejor que estoy casi seguro de que el hecho de que muchas veces no abran automáticamente las puertas en las estaciones de Transmilenio obedece a que los conductores de los articulados no estacionan en el punto preciso para que los dispositivos del vehículo y las puertas coincidan y accionen la automatización del pliegue y repliegue... Y lo digo, porque muchas veces, tras ser abierta la puerta a la fuerza o con la ayuda de un botón, es muy reducido el espacio para la salida y el ingreso... A veces solo se logra el acceso al bus avanzando de lado, como el cangrejo.
Soy usuario integral del Sistema Integrado de Transporte Público de Bogotá, SITP... Rojos, verdes, salmones y azules son mi modo de transporte urbano en el Distrito Capital: en medio de algunas incomodidades, el usuario se moviliza rápido... ¡Y cómo sufro cuando veo las mil y una formas de maltrato al que es sometido no solo por sus clientes sino por sus mismos operarios(as)-trabajadores(as)...
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En clásicos actos de populismo, Presidente y Alcalde saliente y Alcalde electo
—el saliente, actuando como proletario estrato 8— se han montado al servicio, sin pagar y rodeados de sus escoltas, dizque para medir con carne propia la azarosa situación que debe enfrentar el usufructuario: ¡desfachatez y mentira! Un viaje H 25 al Portal Usme... O un G11 desde la Terminal hasta el Portal del Sur, de incognitos, sí que les serviría para tal medición... O el B74 a las 5:30 de la tarde, tomándolo en Las Aguas... O la ruta a ‘El tunal’, ahí sí... Una experiencia de ese tipo sí que les serviviría a futuro para intervenir en la ‘problemética TransMilenio’... Ni Petro ni Santos lucen ahí sentados, pero para ellos, los máximos extremos: izquierda y derecha, vale más el populismo...
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Cómo sufro cuando el artista callejero, estudiante según él mismo o profesional del ramo, se desgañita cantando sus canciones y justificando su cantata y no mueve a nadie a reconocerle ‘con cualquier moneda’, ni siquiera con el aplauso, su nada envidiable trabajo... Lo cierto es que hay unos muy buenos, incluso en el rapeo, pero hay otros que dan grima... Esa invasión de artistas callejeros, más los vendedores de baratijas y de dulces, y de mendigos de profesión: ‘desplazados’, habitantes de calle, ‘padres sin recursos’ con la hija ‘muriéndose en el Hospital’ y sin nada qué comer ni donde dormir, es, única y exclusivamente, responsabilidad de ‘Bogotá Humana’... Con los vendedores estacionarios en portales y estaciones y túneles de portales y estaciones, el actual alcalde izquierdista hizo bajar el desempleo en Bogotá, dice él... Lo de la baja, claro.
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Al nuevo alcalde de Bogotá Enrique Peñalosa, quien ha anunciado intervención al sistema, una sugerencia: haga un estudio del actual equipo de operarios y trabajadores y haga ‘espulgue’:.. Hay más de una veintena que nada tienen de humanos y nada aportan al mejoramiento del servicio, por el contrario...