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Editorial

La Paz es mejor que la guerra

A un año del fallecimiento

del gran poeta Luis Mizar

Vivir para morir

con dignidad

El martes 25 de agosto de 2015 viajó al Par-

naso de la Eternidad el mejor poeta que “ha parido Valledupar” y los entendidos afirman que su amiga la odontóloga Ledys Jiménez —una de sus varias ‘magas’ en su poesía— se quedó corta.

Este jueves 25 de agosto de 2016, al conme-

morarse el primer aniversario del fallecimiento de Luis Mizar Maestre —quien fuera considerado por el Ministerio de Cultura como “uno de los cinco poetas más reconocidos del país”—, en la plazoleta de Bellas Artes de Valledupar se le rinde homenaje a su memoria.

Hace un año, en Bogotá, tras aguerrida ba-

talla contra la muerte, Mizaaar perdió la partida ante ‘La parca’, que cruel fue desactivando paula-tina, pero implacablemente, el vigor físico, emocio-nal y hasta literario de quien era sensibilidad de alta pureza y poesía de alto vuelo ante las circunstan-cias que fueren, como lo demuestran estos versos

que le robamos a uno de sus epitafios inéditos, el titulado ‘Inscripción de pájaros para la lápida de Jacques Prevert’: “A usted le ofrezco el silencio y las sombras/ que le dan alegría a mis huesos en esta tumba/ para que haga una bandada de pájaros que migren/ hacia un ingrávido horizonte de caramelos”.

Hace un año partió el poeta cuando apenas tenía 53 y el dolor de ausencia sigue aguijoneando

a quienes lo amaron —lo amamos—: hermanas y hermanos, ‘magas’, familiares, allegados y amigas y amigos hasta más allá de la muerte.

En El Muelle Caribe —con la congoja viva ante el transcurrir del tiempo rumbo al luctuoso aniver-

sario— veíamos avanzar los días que nos arrojarían de bruces contra ese bendito 25 de agosto del cabo de año y al tal soslayo tratabamos de evadirlo leyendo y releyendo este otro epitafio de Mizaaar, también inédito: “Quien tenga espíritu de jugador me concederá la razón: la nada burilada por el dolor es el premio mayor de esa lotería que se llama existencia humana y cuyas fracciones se venden a bajo precio en los supermercados”. Su título, ‘Epitafio para un jugador de lotería’.

Realmente no sabíamos cómo registrar el arribo gris de este primer aniversario, cómo describir

la afectación que la muerte del poeta no deja de causarnos... Pero, de pronto, sucedió lo inesperado: la hermana del poeta, Amelia, nos hizo llegar, vía WhatsApp, perfectamente reproducidas, las gráficas de dos tarjetas invitando al homenaje a la memoria del poeta vallenato —oferente es la Gobernación del Cesar por intermedio de la Corporación Biblioteca Rafael Carrillo Luquez— y ese gesto nos motivó a garrapatear estas atropelladas palabras, no exentas de amor y de dolor. Porque “vivir es la ardua y solemne ceremonia que realizamos para morir con dignidad”, que eso lo había escrito él.

Y es que esa señora no podía estar ausente en los momentos en que, lúcido, Luis Mizar Maestre

caía dignamente vencido ante ‘La parca’. Allí estuvo a su lado la dignísima Señora Dignidad.

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