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El abuelo sí tiene quien le escriba

“Yo, el nieto,

te autorizo a

que inventes”

Rafael Darío presenta su novela en FilBo-2016.

Entre quienes acompañaron al escritor Rafael Darío Jiménez durante la presentación de su libro en FilBo 2016, el poeta José Luís Díaz Granados, uno de los mecenas de la obra ‘La nostalgia del coronel’. También estuvo la directora de Cultura del Magdalena Matilde Ester Maestre R.

En su andar con propiedad por FilBo-Corferias, el escritor era buscado por seguidores y seguidoras que querían conocer historias sobre la historia de ‘La nostalgia del coronel’, novela prima de escritor aracateño.

El escritor dedica y autografía un ejemplar de su obra para su amigo e interlocutor en esta nota cargada de afecto.

Por José Orellano

 

No hemos vivido juntos ni escandalizado juntos, tampoco nos hemos emborrachado juntos ni juntos hemos ido a cocteles-exposiciones-seudo-culturales, es más: ni siquiera hemos compartido juntos jornadas de cultura pura... Apenas ahora, en FilBo 2016, es que hemos coincidido. Pero nos

apreciamos sin haber jamás intimado. Y con eso basta y sobra.

Nos conocimos en Santa Marta, nos identificamos en lo de escribir: él, narrativa, literatura, poesía —es comunicador-periodista de la Universidad Autónoma del Caribe—; yo, noticias, reportajes, crónicas, qué se yo...

Para José Orellano: el amigo lobo del periodismo Caribe, que disfrute esta metáfora de Macondo. Con afecto, Rafael Darío Jiménez, Bogotá, abril 30-2016”.

Así reza la dedicatoria autografiada del ejemplar que me obsequió, tras su presentación oficial la mañana del sábado 30 de abril pasado. Y aclaro: que si me considera ‘lobo’ no es porque subraye o fustigue estados de ‘loberías’ mías sino porque, lo aclara el mismo, “exalto tu experiencia en la profesión”. Y al grano:

José Orellano: Rafael Darío: Tres anécdotas dentro de todo el proceso para este parto (la investigación, la escritura, la edición y la presentación de la novela ‘La nostalgia del coronel’, biografía del coronel abuelo del Nobel Gabriel García Márquez, conterráneo de Rafael Darío Jiménez).

Antes de presentar la respuesta, vale precisar que el libro es la resultante de un trabajo integral iniciado hace 23 años como una investigación que se escribió en 400 páginas y que fue material de consulta del inglés Gerald Martin, biógrafo autorizado de Gabriel García Márquez y autor de ‘Gabriel García Márquez, una vida’. Martin ponderó el trabajo, como también lo harían intelectuales de la talla de Ramón Illán Bacca, Ariel Cantillo, Guillermo Tedio y...

El libro, concienzudamente, es la resultante de toda una serie de motivaciones que, por más de dos decenios, se le fueron sumando al autor. Y a la respuesta:

Rafael Darío: “1. Hasta cuando tuve la osadía de aventurarme a investigar sobre este personaje, nadie había tenido en cuenta al benemérito abuelo y me enfrenté al nieto, porque él quería hablar conmigo, no yo con él. Él quería el informe para sus memorias. Me mandó llamar con el escritor y crítico de arte Eduardo Márceles Daconte a Cartagena y fui. Duramos tres horas y media

hablando sobre mi iniciativay escuchando ‘revelaciones’ de él. Ese fue un primer momento privilegiado para mí...

2. Al final de aquella conversación con Gabo, recuerdo que me dijo: “Si te encuentras en un callejón sin salida, quiero decir que no tengas más nada que argumentar sobre el viejo, yo, nieto de Nicolás Ricardo Márquez Mejía, te autorizo para que inventes, porque de eso vivo yo...

3. Cuando Jaime García Márquez, su hermano, le llevó a Gabo a Cartagena un aspecto de lo que yo había adelantado, ya el maestro estaba enfermo, este se sentó en el ‘Rincón guapo’ con todas sus hermanas en una reunión para hablar sobre cosas de la familia —‘Rincón guapo’ llamaban los García Márquez un rincón de la casa que tenían en Manga—. Allí dijo: “Miren, les tengo la biografía del coronel”, y comenzó a leerles y leerles y leerles y, entonces, me contaría después Jaime, una de ellas dijo: “Oye, ese viejito que está escribiendo esa vaina debe de tener más de cien años, porque si conoció al abuelo y escribe con tanta veracidad, debe tener esa edad”. Pero todo se aclaró enseguida: “No, no es así. Este es Rafael Darío, un man joven, de las nuevas generaciones de escritores de Aracataca...”. Cuando lo supe, yo dije, emocionado, “Ahhhh”. Después Jaime tuvo que llevarme allá a conocerme con Aida, con Rita, con todas las hermanas para que se dieran cuenta de quién era el ‘viejito de más de cien años’”.

El escritor agrega una cuarta anécdota: “También puedo decirte otra cosa de que me motivó mucho: Yo nunca pude ver en People+Arts —un canal de TVCable estadounidense, que era propiedad de Discovery Networks-BBC)—, un programa de TV que desapareció: allí le hicieron una entrevista a García Márquez y le preguntaron que por qué el no biografiaba a su abuelom, ya que era el personaje que le había dado tantas ideas e imaginación para su obra. Y él respondió: “Yo en mi obra lo he ficcionado, lo he idealizado, pero no puedo más; además, hay un escritor de los jóvenes del semillero de Aracataca (ya había ido donde Germán Vargas allá en El Heraldo para que le diera la bendición como escritor) que está escribiendo una biografía de mi abuelo y que, de acuerdo con la prosa que he visto en algunos cuentos, me luce que va a ser un buen trabajo...”. Imagínate Jose: todo el mundo vio ese programa, pero yo no lo vi... Hasta Jaime García Márquez me lo dijo y también amigos de Bogotá me llamaban para decirme “Rafa, Gabo te mencionó”. ¿Y sabes por qué lo creo más? Porque aparte de mis amigos también me lo dijeron personas de esas que uno se gana gratuitamente como enemigos. Una de las veces que lo emitieron yo estaba en la Bahía —las más bella de América, la de Santa Marta, La Perla—, disfrutando de una separación, andaba de soltería e iba acompañado de una amiga poeta y otros amigos y entonces venía una de

aquellas personas con la novia, no me hablaban siempre, pero en esta ocasión se detuvieron para decirme: “Oye Rafael Darío: por ahí vimos al premio Nobel de Literatura, Gabito, promocionándote en la televisión”.

“¿Y esa vaina?”, les dije.

“En People+Arts”, me contestaron.

“Eso no es nuevo”, les dije. “Él hace eso a cada rato”, rematé. Pero por dentro estaba que estallaba en mil pedazos por la emoción.

José Orellano: ¿Y las

afugias...? Haber podido editar, que es lo más duro para el escritor...

Rafael Darío: “Tres editoriales la vieron, pero la desecharon, no la aprobaron”.

José Orellano: Nombres...

Rafael Darío: “Mmmmmm... No sé si profesionalmente vale la pena...

José Orellano: No no no no...

Rafael Darío: “Pero por fin cayó en buenas manos, el poeta Fernando Denis... Esta empresa Grupo Editorial Ibáñez, que se especializa en libros jurídicos, se está metiendo también en apoyar a los escritores, a la gente de ficción...

José Orellano: ¿Algún mecenas?

Rafael Darío: “Si se puede hablar de ‘mecenazgo’, el apoyo de mi mujer, de mi familia, de mis hijos: ellos me han estimulado. Y muchos amigos: el poeta José Luis Díaz Granados, por ejemplo, que me llevó a hablar con su señora madre que era nieta del personaje. Todas esas personas: Jaime García Márquez... Pero espero ahora más apoyo, ahora que ha salido la obra. En próximos días haré presentaciones de la novela en diversos puntos del Caribe para impulsarla, para que adquieran la obra y para que ayuden a que me den vida permanente en las editoriales.

José Orellano: Rafael Darío: En su caso, los sueños no murieron primero...

Rafael Darío: “No. No... En realidad, esta es apenas una parte del eterno sueño que uno carga en la vida... Creo que apenas estoy empezando un nuevo ciclo...”

José Orellano: Rafa: hagamos onirismo en torno a Aracataca, la Cataca de aquella hojarasca de la que hablabas al presentar la obra aquí en FilBo... ¿Cómo hacer retornar a Aracataca aquel glorioso pasado?

Rafael Darío: “Fíjate: ahora que estuve casi una década en Aracataca generando progreso, apoyando como coordinador de cultura al alcalde Pedro Sánchez Rueda, olí una nueva visión de Macondo, de Aracataca... Y me metí de lleno a impulsar el proyecto de la Casa Museo... Lo gestioné duro ante el ministerio de Cultura con la ministra Elvira Cuervo Jaramillo y tanto gestioné, fue tan sobrelimitada mi gestión, que entre los cachacos del ministerio me gané el epíteto de ‘hijo putativo de Gabriel García Márquez’. Y también descubrí que para que volviera esa hojarasca había que impulsar la estrategia del turismo, identificar a Cataca como un destino turístico, ya que el banano no existe y la palma africana enriquece a solo los ricos y no genera fuentes de trabajo...

José Orellano: ¿Definitivamente el turismo?

Rafael Darío: “En estos momentos lo que puede

generarle una economía sostenida a Aracataca es el turismo, la estela de recuerdos en torno a Gabo, la historia oralmente contada de un nostálgico coronel y en fin... Hay que consolidar ese proyecto conocido como ‘Ruta Mancondo’ que no solo tiene en la mira a Aracataca sino a toda una región: Aracataca, El Retén, Fundación, Algarrobo, Zona Bananera, Ciénaga, hasta la Ciénaga Grande de Santa Marta y Pueblo Viejo. La vez pasada se robaron la plata, pero si ahora este proyecto se enruta con seriedad, transparencia y honestidad, lograremos impulso y sembraremos pertenencia y capacidad de gestión y trabajo en los habitantes de Macondo, perdón de Aracataca y su entorno...

José Orellano: ¿Y si no?

Rafael Darío: “Si no, como estamos, la tendencia es la de que nos asociemos con Fundación y Ciénaga para poder seguir existiendo como algo. Si no, desapareceremos como una Villa municipal que en otrora tuvo mucha importancia”.

José Orellano: Y entonces, Rafael Darío Jiménez —infortunadamente, pero... — tendrá material de sobra para escribir más y más novelas y para que su literatura vuele y “alcance el más alto vuelo de los pájaros de la memoria” como lo ha vaticinado el poeta José Luis Díaz Granados.

El poeta cienaguero Fernando Denis, prologuista de ‘La nostalgia del coronel’ y motor fundamental para su edición.

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