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El mundo voltea sus ojos hacia Colombia

María Claudia Lacouture

Lo LGTBI ya hace parte del paisaje turístico colombiano: en 2017, Colombia es el mejor destino para el turismo gay.

Programa ‘Turismo y Paz’ en cuatro regiones pilotos: la Sierra Nevada de Santa Marta, con su atractivo ancla, ‘El Camino a Teyuna’ y la exuberante Sierra de la Macarena, en el Meta, con el río más hermoso del mundo, Caño Cristales.

Por Javier Genaro Jiménez Jordi

Colombia vive hoy un momento

excepcional en materia turística y los resultados así lo demuestran. El turismo será uno de los sectores de la economía colombiana que más crecerá y se beneficiará en los próximos años, ya que hoy lo hace al 6,1% por encima del promedio mundial del 4, 4% y el de las

Américas, del 5%, convirtiendo esta actividad en una llave maestra para abrir la puerta del desarrollo social y económico de las regiones y de aquellos territorios afectados por el conflicto.

Medios de comunicación internacionales han puesto en el mapa a Colombia. The Economist, Le Monde,

The Telegrapf, Lonely Planet, por citar algunos, la catalogan como uno de los destinos turísticos más atractivos y apasionantes del 2017. Los premios y distinciones de los últimos días hacen de nuestro país, la estrella más rutilante del universo turístico.

En el marco de la Feria Internacional de Turismo, FITUR-2017, Colombia recibió el premio a ‘Mejor des-

tino emergente LGBT’, ProColombia fue distinguida con el premio a ‘La excelencia’, por su olorosa campaña “Colombia tiene aroma a café”, y, como si fuera poco, su stand ocupó el primer lugar: criterios como innova-ción, originalidad, comunicación, mensajes promocionales y profesionalismo condujeron a este nuevo reco-nocimiento que contribuye al posicionamiento del país dentro de la industria turística.

“Este es el año de Colombia en materia turística, la industria que está jalonando el crecimiento económi-

co y que ya es la segunda fuente de divisas para el país. Esperamos un mayor crecimiento impulsados por la consecución de la paz, la expectativa de contar con nuevos destinos y sacar provecho, de manera sostenible,

al potencial natural que tenemos”, dijo

la ministra de Comercio, Industria y Turismo María Claudia Lacouture.

De 2015 para acá ha sido la cons-

tante. Un hito histórico: ha crecido de manera considerable el número de visi-tantes —el turismo extranjero— y, por consiguiente, también las divisas.

Hoy el turismo representa el 65%

de las exportaciones de servicios; gene-ra uno de cada 12 empleos y es el se-gundo sector generador de divisas des-pués del petróleo y por encima del car-bón, el café, las flores y el banano. En 2015 se logró generar US$5.251 millo-nes de divisas en viajes y turismo y se crearon 35.000 nuevos empleos, mientras que en el período 2010 al 2015 se lograron abrir 270.000 nuevas fuentes de trabajo.

Las positivas cifras que hoy mues-

tra el turismo en todas sus facetas son producto de un trabajo solidario entre

todos sus actores. En esta materia no es aventurero señalar que el país ha sido juicioso, serio y responsable en el diseño de políticas y manejo de planes sectoriales turísticos que han impulsado cada día más a Colombia hacia un papel protagónico en uno de los mercados más competitivos. Nuestro país se consolida cada día en un destino atractivo, productivo, sostenible y competitivo.

Las metas al 2018, con apoyo regional, son: creación sostenida de nuevos empleos, US$6.000 millones

de dólares en divisas y la llegada a nuestro país de 5.3 millones de visitantes del exterior, creando para tal efecto las condiciones adecuadas.

Concertar, ejecutar y evaluar la política turística, así como los planes y programas derivados de esta, en

articulación con las entidades públicas y privadas, mejorar la competitividad y sostenibilidad de destinos, productos y servicios para impulsar el turismo doméstico y receptivo, es la tarea a continuar, unidos y en armonía.

Colombia vive una nueva historia. Ya se sienten los vientos de la paz. El turismo se presenta como una

de  las cadenas productivas con mayor impacto para impulsar el desarrollo del país, como un pilar para la transforma-ción productiva, clave en la construcción de la Colombia moderna, sostenible y competitiva que se logrará entre todos y con el concurso de las regiones: nuevos retos llegan con la paz; el camino no es fácil, pero juntos se hará transitable.

El país se prepara para avanzar de la crisis por la que atraviesa el comercio mundial. Se tiene puesto el

foco en seis cadenas de valor con potencial para incrementar las ventas a los mercados externo de bienes no minero energéticos y de servicios, que conducirán a incrementar la productividad, el fortalecimiento empresarial y la creación de empleo: Químicos, Sistema Moda, Metalmecánica, Agro-alimentos, Industrias 4.0 y el Turismo.

Esa priorización se hace desde las regiones y la idea es aprovechar el potencial de cada zona del país y

trabajar de manera individual con los actores de las cadenas productivas locales, para que desde ellas y desde las empresas, se construya la nueva Colombia que todos anhelamos.

El sector está llamado a incorporar la productividad y la innovación en sus procesos para hacerlo com-

petitivo, a través de la articulación de la oferta, la identificación de las necesidades y barreras que obstaculizan la senda, trabajando conjuntamente y traspasándolas de manera efectiva, a través de acciones que emprenda cada actor involucrado en la cadena productiva. Debemos, por lo tanto, establecer focos en las regiones para determinar con-juntamente los productos más representativos que muestren al mundo lo que es Colombia. El turismo de la era de la paz será forjado desde las regiones.

Para impulsar, transformar y consolidar el turismo en Colombia se diseñó una hoja de ruta con ocho ejes

de alto valor estratégico: un turismo competitivo desde las regiones; educado, formado y capacitado; seguro, responsable, formal, legal y con reglas claras; con estándares de calidad, con mejor infraestructura y, sobre todo, un turismo centrado en el posconflicto, como la forma más adecuada para lograr la paz que se construye día a día.

A propósito de zonas afectadas por el conflicto armado, se han puesto en marcha incentivos para la in-

versión privada en municipios menores de 200.000 habitantes para la construcción de hoteles y exención de renta para aquellas empresas que se creen en estos espacios. Vale la pena recordar que entre 2003 y 2016 se han construido cerca de 44.000 nuevas habitaciones y se han remodelado otras tantas con inversiones que sobrepasan los cinco billones de pesos, producto del fomento estatal a través del beneficio tributario de

exención de renta por servicios hoteleros por un término de 30 años.

Adicionalmente, en este tema, el gobierno nacional extendió el be-

neficio para obras que al 31 de diciembre del presente año lleven un adelanto no menor al 61%.

De igual manera, y dentro del entorno del desescalamiento del

conflicto armado, el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, impul-sa el programa ‘Turismo y Paz’ en cuatro regiones pilotos: la Sierra Ne-vada de Santa Marta, con su atractivo ancla, ‘El Camino a Teyuna’ (Ciudad Perdida), la exuberante Sierra de la Macarena, en el Meta, con el río más hermoso del mundo (Caño Cristales), el Valle de Sibundoy, la ‘Cascada del Fin del Mundo’ y Mocoa, en el Putumayo, y el Golfo de Urabá – El Darién, de Antioquía y Chocó.

Destinos emergentes, que estaban ocultos, en parte, afectados

por el conflicto, con enorme vocación turística y con una oferta turística atractiva, que hoy, gracias al cese de hostilidades, se han vueltos visi-bles para los ojos del turismo mundial.

Para atraer un turismo de alto valor y poner de relieve los avan-

ces que se han dado, se desarrollan acciones que darán valor agrega-do al turismo. Por citar un ejemplo, los corredores turísticos que co-

nectarán la oferta turística que tiene cada región, en armonía con po-líticas, planes sectoriales, estrategias y acciones que se desarrollan conjuntamente, para ofrecer una experiencia integral, identificando las necesidades e inversiones que se requieren para consolidar los dis-tintos destinos y productos, para que cada uno de los actores involu-crados en la cadena pueda establecer un plan de acción con metas claras.

Se hizo en la capital risaraldense, en agosto pasado, cuando se

lanzó el primero de los corredores turísticos que se han diseñado, el del Café, que conforma destinos y atractivos de Risaralda, Caldas, Quindío y el norte del Valle del Cauca, y a través del cual busca impulsar el turismo receptivo en segmentos de alto flujo internacional, pero que para lograrlo, se deben consolidar productos turísticos que generen alto valor, para lo cual se priorizaron cuatro de ellos donde Colombia tiene un enorme potencial: el turismo de naturaleza, el cultural, el de reuniones o de congresos, ferias y convenciones, y el

de salud y bienestar.

Colombia se proyecta como un destino turístico de talla mundial

de avistamiento de aves: en nuestro megadiverso territorio habitan más de 1.921 especies de aves, es decir, el 20% de todas las especies del planeta.

De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Me-

dio Ambiente, Colombia integra el selecto club de los 17 territorios más

biodiversos del planeta y se reconoce hoy a nuestro país como el segundo más biodiverso, después del vasto territorio brasileño. Y no cabe la menor duda. Biológica y culturalmente, Colombia es fuerte. Son 59 áreas naturales protegidas por Parques  Nacionales Naturales: 15 millones de hectáreas en 143.000 kilómetros cuadrados.

Pasamos la página y al frente solo tenemos un

mar de oportunidades para que el aparato produc-tivo pueda atraer mayor inversión, más turistas y lograr una mayor sofisticación de sus bienes. La paz impactará todos los sectores productivos y traerá mayor crecimiento, habrá mayor confianza inversionista, mejorarán las expectativas y se reducirá el ‘Riesgo País’. Es hora de aprovechar las oportunidades que se nos abren en un nuevo horizonte.

El turismo es uno de los grandes beneficiarios

del fin del conflicto armado. Colombia adquiere ‘más’ territorio, lugares donde hoy podremos llevar a turistas nacionales y extranjeros, regiones con

una riqueza y belleza incomparables, que nos permitirán enriquecer, ampliar y complementar la oferta que hoy tenemos. Con mayor oferta… más oportunidades, más desarrollo y mayor productividad. El turismo de la era de la paz, no cabe la menor duda, está siendo forjado desde las regiones.

Si bien hemos avanzado, de eso no cabe la menor duda, nos hace falta un largo camino por recorrer.

Para la ‘Cascada del Fin del Mundo’ y Mocoa, en el Putumayo, también funcionará el programa ‘Turismo y Paz’.

Otra región del programa piloto ‘Turismo y Paz’: el Golfo de Urabá – El Darién.

Días de hito histórico

en visitantes y divisas

Crecimiento y proyecciones

 del turismo colombiano

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