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¡Fluyan, palabras!... Que no se las lleva el viento

Temática para la psicólogía social

El

NO

a la

paz:

Por José Orellano

En esa fluidez dialéctica que genera un encuentro con el estado creativo del psicólogo, poeta, es-

critor y compositor barranquillero Antonio Quintero Palmera, el NO a la paz había de aflorar como tema.

Lo ocurrido el 2 de octubre de 2016 en Colombia irrumpe sobre la mesa redonda de la cafetería

del hotel Teusaquillo Boutique —la estudiante de psicología Claudia Marcela Orellano Silva y el compositor y periodista Juan Carlos Rueda Gómez complementan la cuadrada redondez— y había de

impactado en cada episodio. Para mi es trascendental: representan las canciones más grandes que he compuesto y lo corrobora el hecho de que ellos dos me las hayan grabado”, puntualiza Toño. Esas canciones son —y vale la pena repetir los títulos— ‘Dime qué quieres’, el Gran Combo de Puerto Rico, y ‘Qué te pasa corazón’, Sergio Vargas.

Einstein y Freud, mentes influyentes en el siglo pasado.

“Cuando los hombres son exhortados a la guerra, puede que en ellos responda afirmativamente a ese llamado toda una serie de motivos, nobles y vulgares, de aquellos que se suelen ocultar y que se callan, y de aquellos que no hay reparo en expresar en voz alta”: Sigmund Freud

inducirnos a la lectura de ‘El porqué de la guerra’, artículo escrito por Sigmund Freud a instancias de Albert Einstein, como había de precisarlo Toño.

“… cuando nos enteramos de los hechos crueles de la historia, tenemos la impresión de que los motivos

ideales —las diferentes ideologías religiosas, políticas o sociales— sólo sirvieron de pretexto a las apetencias destructivas; y otras veces, por ejemplo, ante las crueldades de la Santa Inquisición, nos parece como si los motivos ideales hubieran predominado en la consciencia, aportándoles los destructivos un refuerzo inconsciente. Ambas cosas son posibles”, dejó asentado para la posteridad el creador del psicoanálisis y de quien Quintero Palmera es furibundo seguidor.

Aun frescos los resultados del Plebiscito por la paz, Toño dice que “el NO es un elemento social en estos mo-

mentos” y ubica esa negación a la paz, millones de veces votada, como tema para el análisis de la psicología social, tema para “los desarrollistas sociales”.

El profesional del ramo considera que tanto sus colegas dedicados a lo social como los desarrollistas socia-

les, pueden entrar a interpretar por qué, a la final, surgió una culpa colectiva… La de los que votaron por el NO, “cuando después sintieron que habían sido engañados”.

Se culpan ellos mismos de lo que su negación está produciendo: “Un daño universal a la economía, a la

imagen del país, a un proceso de paz, a un dolor de desgarre…”.

Y entonces, Toño lo precisa: “Los psicólogos sociales, los desarrollistas sociales han de ser fundamentales

para que, desde la técnica, el gobierno lo asuma y pueda explicarse esa actitud... Las primeras preguntas que uno se hace cómo psicólogo son: ¿Cómo un país avala en las urnas la guerra? ¿Cómo un país avala en las urnas la muerte? ¿Cómo yo voto por la muerte?, así sea paramilitar, así sea guerrillero, estás hablando con ese voto… ¿Y cómo un creativo —muchos fueron los creativos que votaron por el NO—, con la posibilidad de decir que el del 2 de octubre pasado era un espacio de esperanza, va y vota la guerra…?”.

Queda pendiente, pues, dedicarse a recabar los resultados de los análisis de psicólogos y desarrollistas so-

ciales al respecto, que, por algo de eso, la periodista-investigadora de la Universidad Nacional, Luz Estela Millán, le ha dedicado muchas horas de estudio a la obra ‘Perfiles psicológicos en Cien años de Soledad’ en la búsqueda de los comportamientos de la naturaleza humana descritos por Gabriel García Márquez en toda su obra, afanada, según expertos en el tema, en una constante inducción hacia la paz. Una explicación elaborada por Luz Estela habrá de resonar, a lo mejor, en los recintos del Palacio Municipal del Ayuntamiento de Oslo, capital de Noruega, durante la entrega del premio Nobel de la paz al presidente Juan Manuel Santos, el 10 de diciembre próximo.

José Orellano, Juan Carlos Rueda Gómez, Antonio Quintero Palmera y Claudia Marcela Orellano Silva, a quien el 

psicólogo, poeta, escritor y compositor le dedica el poemario ‘Fe de vida’, allí en Teusaquillo-Boutique.

lo leamos podamos acercarnos un poco a una interpretación de la negativa de medio país al acuerdo de paz que ahora se enmaraña entre 410 propuestas del NO y 57 ejes temáticos que han salido para su discusión en La Habana. Y como Freud es palabra mayor para Toño, preguntarle a este, por ejemplo, si cree que el pensamiento de Freud será eterno, es resultante de una charla entre esos “caminos que te esperan que te abrazan/ vuelven chistes tu angustias/”, los amigos.

—¿Será eterno el pensamiento de Freud?

“La teoría de la sexualidad la tienes que poner de referencia en la evolutiva humana”, responde: “Si te gusta,

la tienes que hacer y, si no te gusta, también la tienes que hacer, porque es un elemento específico en la teoría de lo inconsciente, lo consciente, lo preconsciente, la teoría de la personalidad… Él habló por primera vez de los pro-cesos de perversión, incluso evidenciado en chicos. Hay elementos que se retoman, pero con la posmodernidad, con la interpretación de los procesos nuevos en la psicología, porque todo esto es cambiante…”

—O sea —insisto—: que el pensamiento de Freud podía irse despejando para que vengan…

“Tú me estás preguntando de Freud como si me preguntaras de Gabo o si me preguntaras de Escalona… La

emoción me turba la razón… Para mí Freud, Gabo y Escalona, son sujetos universales de la psicología… Y ahí surge el lado Antonio…”.

Toño sale a aclararlo porque sabe que me he dado cuenta de lo que ocurrió con sus mejillas: lo he hecho ru-

borizar, el psicólogo, escritor, poeta y compositor ¡se ruboriza!…

“Sí, porque a Freud y a Gabo los he leído y releído, en consultas…”

—Toño: ¿Un psicólogo maneja sus emociones? ¿Puede esconderlas? ¿Te acabas de ruborizar ante mi

pregunta sobre la perdurabilidad del pensamiento freudiano? Y no me burlo… Me emociona también…

“Claro… Claro… Soy un ser humano…”

—Fue espectacular tu reacción. Y ahora el que se ruboriza soy yo…

“Mi compañera”, y habla de Carla —de Josefina, como la llama él—, “se hubiera llevado las manos a la cabe-

za y te hubiera dicho ‘¡Ñercoles!’”.

—Las emociones —digo…

“Y vamos con algo humano también, con Gran Combo: Si yo pasé 40 años levantándome y acostándome es-

“¿Sabes qué recomendación haría?”, pregunta

Toño. “Que los chicos de hoy se lean ‘El porqué de la guerra’”, se contesta él mismo. “Leyéndolo, se puede entender todo este proceso de la guerra y el NO a la paz en Colombia”, especifica.

No hay falsa rigurosidad en el diálogo. Fluyen las

palabras sin una temática rígida. Más bien es una charla de amigos, un efusivo departir, tanto para la enseñanza como para el aprendizaje… Amigos, que “los amigos son espejos inconclusos/ que te dicen la verdad de un solo gesto/ son esponjas que te absor-ben los errores”, que así lo poetiza Toño en su ‘Fe de vida’.

En fin, un derrame de oralidad sobre situaciones

que bien merecen ser reproducidas o desechadas. Por ejemplo: Freud, ídolo de Toño, asomó ya en este seria-do y aplicó para el tema del NO aportando algunas líneas de ‘El porqué de la guerra’ a fin de que quienes

Un tinto también con la periodista e investigadora de la Nacional, Luz Estela Millán, rumbo a Noruega.

cuchando Gran Combo, busco y rebusco los discos de Gran Combo, y Gran Combo me graba y me permite un éxito internacional, ¡Dios mío! …No se puede tocar el cielo dos veces. Y si alguien me pregun-ta ‘¿por qué no volvió a gra-barte?’, le diría. “De pronto no se sueña dos veces el mismo sueño tan hermoso…”  Es un espacio humano: de pronto so-nó el Gran Combo, tu canción o la de un amigo, y te levan-tas… Son espacios para las emociones… Pero pienso que los psicólogos tenemos la oportunidad de expresar más tranquilamente nuestras emo-ciones…”

—¿El uso del diván ha

sido asunto normal para ti?

“Lo asumí cuando era es-

El Gran Combo de Puerto Rico y Sergio Vargas de República Dominicana: generadores de emociones para el compositor y psicólogo Antonio Quintero Palmera.

tudiante de psicología y lo asumo en los espacios críticos. Woody Allen dice que entre la fama y el sujeto nos interferimos ambos y no dejamos que las cosas fluyan… Yo tengo una tendencia a desbaratar procesos, a hacer aislamientos de esos espacios… Juanka creo que me ha empujado casi a que se queden ahí… Y nos hemos identificado: uno, por el respeto que le tengo como periodista y, la otra, que también tiene un aspecto humano que es ese: un poco de aislamiento, un poco de perder la oportunidad y eso forja un elemento que se llama ‘conducta autodestructiva’… Yo tengo la oportunidad, simplemente la pongo acá. Y te va afectando. Por ejemplo: en México yo le dije a mi compañera: “No voy a hacer prensa” y en un momento le dije: “Vamos a ver cómo se comporta, mi obra”. Probemos en otro país. Y vendimos todo. El estand que nosotros llevamos lo vendimos todo… Pero sé que fue un gran error no haber hecho prensa en México… Sí, exponerme ante medios, esto que estoy haciendo hoy. Es como buscar el equilibrio y cuando estoy en situaciones difíciles, vuelvo a lo que creo que es el psicoanálisis”.

Ha transcurrido un lapso de preguntas y respuestas. De pronto Claudia Marcela con un apunte, fijo Juan Car-

los con un gracejo que desmitifica la rigurosidad periodista-entrevistado o con un contundente punto de vista que motiva a que la palabra —más allá de vigil, lábil, alopsíquica, aprosexia, disforia, seráfica, anedonia, normobulia, protomacho: sí, unas; no, las otras, en DRAE... Todas en ‘Perfiles psicológicos’—, el contundente punto de vista que Juan Carlos motiva a que, decía, la palabra fluya para que no se la lleve el viento.

Juan Carlos Rueda Gómez, por ejemplo, quiere saber ¿cuánto tiempo y qué plata requeriría si tuviera que

someterse a un psicoanálisis?

Toño le contesta: “El psicoanálisis es una técnica terapéutica prolongada. Woody Allen demoró ocho años. El

psicoanálisis fue descubierto por Freud para que, ahora, en la posmodernidad, se trabaje con unas posibilidades que son interminables. Son procesos muy largos que se entra a reemplazarlos con la psicología nueva, joven”.

Pues bien, si un ejemplo de sometimiento al psicoanálisis es sustentado con

el que asumió el actor estadounidense de más de 60 años de carrera, director, dramaturgo, músico y hasta ‘asalta-cuna’ —se fue a vivir con la hija adoptiva de su esposa, matrimonio aparentemente estable—, tres premios Óscar de la Academia al mejor guion original y uno más al mejor director, reconocimiento al por mayor para quien es considerado un comediante de stand-up que, con monólogos más que con chistes, explota muy bien las emociones del público, queda por descontado que en una prestadora de salud o el Seguro Social de Colombia, un José Orellano pueda recibir una asistencia de esa categoría: un diván, una hora, espacio de silencio, ambiente medio oscuro, media luz…

“Una consulta de psicoanálisis es costosa: 300.000 pesos, o más. Tengo una

amiga que cobra esa plata o un poco más aplicando el método Lacaneano basado en el pensamiento del psiquiatra, filósofo y psicoanalista francés Jacques Lacan”, puntualiza Toño.

—¿Frustra a un psicólogo trabajar con una EPS que solo da 20 minutos

de consulta? —interviene Claudia Marcela.

“Se trabaja con algo que se llama ‘psicoterapia breve’… Se trabaja con unos

objetivos bien determinados… Ahí está la habilidad de formación terapéutica que te permite trabajar en cortos tiempos elementos a modificar… Generalmente el motivo de consulta que tú llevas no es realmente el problema… pero se trabaja con elementos básicos de desarrollarte alrededor de una estabilidad de pareja, laboral, escolar”.

—En este diálogo desordenado, Toño —retomo la palabra— ¿dónde está

el hueco? ¿Cuál es el tema en el cual no hemos caído?

“Abordamos aspectos personales, familiares. Trajiste a tu hija y descubrimos

que tiene habilidades para la música. Creo que partimos de lo humano y eso te da posibilidad de ser tú y mirar esto como tú quieras… De pronto si no hubiera estado Juanka de por medio y yo te veo en una esquina te diría: “Oye maestro, José Orellano, yo soy fulano de tal, porque te tengo en una reverencia, en un alto estima y en mi reconocimiento a ti como periodista. Pero hay un humano que rompe eso: tú me dices Toño y yo te digo José… Y me acerco a esta chicha y le digo oye tú cantas, pero está el papi de por medio y me deja conversar con su hija, libremente, me das permiso, porque estamos hablando de cosas sanas… Entonces, hay unos aspectos humanos que derriban todo, todo”.

—Entonces te ha parecido bien este encuentro —pregunto. Y hasta siento

que al interrogante lo revisto de vanidad…

“Claro, Tiene un toque afectivo delicioso. Es un poquito diferente al conversa-

torio con la señora —y se refiere a Luz Estela Millán—, que es profundo, porque ella es académica de la Universidad Nacional, es historiadora, tiene que hacer una construcción para llevar a Noruega: cómo esto, ‘Perfiles psicológicos en Cien años de soledad’, participa en el proceso de paz”.

—Para cerrar este diálogo, Toño, ¿qué representa para ti el hecho de

que esto —y mi índice derecho señala a ‘Perfiles psicológicos en Cien años de soledad’— termine haciendo parte del proceso de búsqueda de la paz?

“Yo soy impacto emocional”, dice para comenzar. “Cuando el Gran Combo y

Sergio Vargas me grabaron, entre muchas canciones que he compuesto, yo quedo

Jacques Lacan

(París, 1901 - 1981)

Psiquiatra, filósofo y psicoanalista francés. Basó su obra en una revisión de las teorías de Freud y fue una de las figuras más importantes del estructuralismo francés contemporáneo. Como teórico y médico suscitó casi siempre adhesiones y rechazos radicales. Su relación con el movimiento freudiano contrastaba con sus fuertes tensiones con la Asociación Psicoanalítica Internacional (su estilo didáctico y la brevedad de sus sesiones desencadenaron un rechazo que tiene raíces más profundas), y con el progresivo distanciamiento de sus colegas franceses a lo largo de una serie de escisiones.

¡Mentiras!, el diálogo no puede cerrarse así

por así… Como en el béisbol, pica y se extiende… Y siguen las preguntas… Y han de surgir las respuestas… Toño es dialéctica pura…

—Desde el punto de vista del psicólogo,

¿ese premio para Juan Manuel Santos como lo analizas?

“Es llamativo… La representación política

y social de Juan Manuel Santos y cómo se le otorga un Nobel, siempre tendrá para mí una referencia de clase tanto de la política como de lo social. Yo siempre he pensado en Santos co-mo un estratega, tú sabes que él tiene formación militar. Me llama la atención que no pierde el control, por lo menos públicamente: es una figura pausada, tranquila, ha resistido las provocacio-nes de Uribe que, en estos momentos, está en una posición delirante, desaforada, reivindicativa. Pienso que maneja un justo equilibrio entre lo que propone de paz y lo que es como paz, aun-que detrás de lo político siempre hay una historia catastrófica. No sabemos quién se explica los ‘falsos positivos’ desde su paso por el Ministerio de Defensa. Sin embargo, pienso que el sujeto violento que nos gobernó durante ocho años, que nos sumió en el terror y el miedo, sí, ‘El dictadorcito’, Uribe, perdió la oportunidad univer-

nime por lo menos en lo externo”, dice en extendido el psicólogo, poeta, escritor y compositor barranquillero.

Y para cierre de esta entrega, vamos con lo que a ese psicólogo, poeta, escri-

tor y compositor barranquillero Antonio Quintero Palmera hubo de producirle lo dicho por la periodista Luz Estela Millán:

“Soy como el estrés pos-trauma en situaciones como estas. Todavía no tengo la

conciencia, la magnitud ante lo que ella me repite: “Este material va conmigo para Noruega porque yo hago parte del proceso de construir la historia alrededor de por qué se da un Nobel”. El Nobel no es un evento aislado, hay toda una construcción

histórica que la han escrito los políticos, los creativos en este caso. Es un impacto agradable. Escuchar —sentir— que alguien te dice “con un poquito de arena ayudaste a construir paz”, te tranquiliza”.

Toño se pone serio al extremo. Mira a Claudia Marcela y le dice: “Te voy a decir una cosa muy dura: ¡yo tengo

mucha relación con la muerte!, en la poesía, ahí la vas encontrar —su libro ‘Fe de vida’ se lo autografió a ella con dedicatoria: “Para que no abandones la magia de la música, te invito a las alas de la poesía”, le escribió a mi hija—. “Yo tengo mucha relación con la muerte, de juego, de ironía. Yo recreo la muerte, la maquillo, la beso, la abrazo, no le tengo miedo. Cuando terminé este trabajo de García Márquez, los dos Cidis, a las tres de la mañana, me para-

ron en Valledupar, me sentaron y me hicieron decir: “Yo me puedo morir ya… Tranquilo… Tengo un presente en la historia de García Márquez, en la historia del Caribe, en la historia nuestra, ¡costeñísimo!... Loco: ya puedo morir-me tranquilo, ya dejé algo. Yo digo una cosa muy dura: a la larga lo que haces, lo que escribes, lo que cantas es lo que valida tu existencia. Tú, Jose, dejas un legado periodístico, tú no mueres. Eso lo pensaba. Y me encuentro con

Lucho Arias, el locutor barranquillero sentado a la puerta de Olímpica, don-de él trabaja hace mucho tiempo, y él me dice: “¡Hey, loco: ya tú te puedes morir tranquilo” —¿Y eso, maestro? 

“Eche, porque el tema tuyo lo ponen casi todas las emisoras, el fin de se-mana, en lo variados, en las verbe-nas. Y tú sabes que los compositores no mueren. Siempre dirán “es una canción de Antonio Quintero”, siem-pre te llevarán en el presente, ya tú te puedes morir tranquilo”, me refrendo Lucho Arias”.

Y hemos de seguir desarrollan-

do la mesa redonda por calles y calle-jones de Teusaquillo, en la habitación del hotel, en la mesa cuadrada de la cafetería, emborrachándonos de palabras mientras degustamos uno, dos, seis, diez tazas de tinto... Y después lo esperaremos el próximo 25 cuando venga a repartir poesía al lado de Jotamario Arbeláez, Jorge Valencia Jaramillo, Adriana Hernán-dez, Iván Contreras y Eduardo Loai-za... En Facatativá... Noche de poe-sía, noche de magia literaria...

Continuará  

sal de participar en la historia de construcción de un país nuevo y de borrar el pasado criminal que tiene. Porque es que estos moldes te permiten decir ‘fuiste guerrero, mataste, pero hay un proceso nuevo, yo te avalo universalmente a través de una reparación’, que es un modelo de paz. Santos tiene un discurso coherente, es político, sí, pero tiene un discurso coherente y ha logrado, de alguna manera, una cohesión  alrededor de la paz.

Como ha dicho Claudia Ló-

pez, votamos sí por el proce-so de paz, para salvar la paz nuestra, para salvar la tran-quilad nuestra y el futuro de nuestros chicos, no por absolver a un criminal, que es la lucha que mantiene ‘el dictadorcito’. Santos es, para mí, una figura tranquila, ecuá-

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