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La nota de “El cronista soy yo”

Croniquilla familiar:

la relación de pareja

Por Fernando A.

Molina Molina

Esta vez, comparto con ustedes,

mis amables lectores, una

reflexión sobre la vida en pareja.

Soy consciente de que es un tema para ser tratado con lujo de detalles por el

Psicólogo familiar, por la psicología de pareja, pero con el debido respeto a los pro-fesionales del ramo, con base en la experiencia vivida por más de 40 años, me atrevo a compartir algunas apreciaciones sobre tan escabroso asunto.

PRIMERA ESTACIÓN

La historia de una vida de pareja generalmente se inicia con un encuentro amistoso,

salvo algunas ocasiones como el caso que se cataloga como ‘amor a primera vista’. El amor entra por los ojos, dice un refrán (pobres miopes).

Y la pregunta del millón: ¿Qué tiene él o ella para contri-

buir a la feliz vida de pareja? ¿Una casita, que será el nido de amor? ¿Un trabajo estable? ¿O vivirán alimentados solo por amor?

Vale un chistecito viejo pero buenísimo: una pareja de

hippys se casa. Ella le pregunta: “¿Papi churro y de qué vamos a vivir?”. Él le responde: “del amor, amor”. Y así fue: amor en el desayuno, amor en el almuerzo y amor en la cena y, de sobre mesa o sobre cama, amor, amor y amor. Pasaron algunos días y la pareja debilucha y anémica decidió ir a darse un baño en la playa. Ambos desnuditos como Dios los trajo al mundo. Ella acostada en la arena. Cuando él regresa de su baño de mar le pregunta a su dulcinea: “¿Qué estás haciendo mi vida?” Y ella,

¿Qué nos enamora? Una cara bonita, que con ojos y corazón fumigados de feromona nos eleva a la catego-

ría del Quijote enloquecido por la Dulcinea de sus sueños. Es la etapa más maravillosa de encanto, de magia, col-mada de detalles, De paciente espera. Cada uno asume en el escenario de la vida la mejor representación, el me-jor papel. Virtudes: cumplimiento, respeto, amabilidad, delicadeza, frases de cortejo escritas con corazoncitos que

se elevan al infinito, la felicidad se dibuja en for-ma de corazón en la órbita de los ojos. Roman-ticismo poético, de cumplimiento al extremo. O... ¿Cuándo ha llegado usted tarde a una cita en la etapa del enamoramiento?

SEGUNDA ESTACIÓN

Probada la manzana de la pasión se da i-

nicio al acuerdo de convivencia, la maravillosa y encantadora vida de pareja. (Hagamos una

La felicidad se dibuja en forma de corazón en la órbita de los ojos  y las frases de cortejo son escritas con corazoncitos que se elevan al infinito…

breve interrupción para comentar lo no menos significativo de la vida de pareja que desde ya se va perfilando. Por una parte, el don Juan de la escena proviene de una familia que ha impregnado en él sus costumbres, tradiciones, creencias, dudas y temores, Ella aportará también toda la trama de sus antecedentes familiares).

TERCERA ESTACIÓN:

LA VIDA DE PAREJA

Casamiento por lo civil, matrimonio a lo católico o la menos complicada: la viral Unión Libre, que por si acaso algo no va bien, calabaza, calabaza cada uno pa’su casa.

La cigüeña, después de un largo viaje, trae en su pico una hermosa criatura. Sigue la pareja su odisea. Ya la

cigüeña está cansada de transportar bebés y decide retirarse definitivamente de tan embarazoso asunto. Los años se han ido desgajando del calendario y la feliz pareja, al vaivén de las inmensas olas mecidas por el viento, enfren-ta situaciones borrascosas. Que el ‘lichigo’ sueldo no alcanza ni pa’l papel higiénico, que el colegio de los niños, que la lista de libros más extensa que carretera panamericana, que hay que recurrir al credimuela en el supermer-cado de la tienda de la esquina, que ya no alcanza la plata para ir de paseo... Que los celos y, para llenar la tasa, la rutina del óxido comienza a debilitar los cimientos de la vida de pareja. El fuego del hogar se va extinguiendo por falta de amor que lo alimente. Como se dice vulgarmente, cada uno empieza a pelar el cobre. Las discusiones, las peloteras, las palabrotas, el maltrato físico y psicológico se posicionan en el nido de amor. Y “¡ay!, Dios mío, y ahora ¿quién podrá socorrernos?”.

QUINTA Y ÚLTIMA ESTACIÓN

(Tomado de la web. Centro Psicológico Gran Vía).

La familia es un sistema vivo que crece, avanza y retrocede, incluso a veces se estanca, se paraliza o se rom- 

pe. Por ello, existen numerosas situaciones conflictivas por las que pueden atravesar las familias (ciclos vitales, problemas de comunicación entre la pareja o los hijos, factores externos como puede ser el trabajo, la separación o divorcio…)

Los cambios son casi siempre conflictivos, y el conflicto es inevitable en toda relación viva. Es cierto que en

los conflictos se ponen en marcha tanto mecanismos psicológicos como fisiológicos y que estos pueden ser negati-vos y ‘cronificar’ de esta forma el conflicto, o se pueden modificar para romper con la dinámica que lo mantiene. El conflicto puede interpretarse, por lo tanto, como una lucha entre las partes, o puede también verse como una opor-tunidad de cambio.

quemada por el sol ardiente, le responde: “Te estoy calentando el almuerzo”. Retomo la croniquilla: la vida de pareja.

CUARTA ESTACIÓN

Por eso es importante comprender que cuando, los

conflictos se dan en las parejas, en la familia, los esfuer-zos deben dirigirse a procurar hacerse el menor daño po-sible y más, cuando existen menores de por medio. El mayor momento de tensión para los menores coincide, normalmente, con la separación o divorcio de los padres. Frecuentemente, durante este proceso, se rompe la co-municación entre los miembros de la pareja y se deja a los menores en la ignorancia de lo que está ocurriendo, lo cual les puede generar consecuencias a nivel emocio-nal. Por eso es importante la forma en la cual los proge-nitores gestionan dicha situación.

En muchas ocasiones esto es complicado debido a

los factores emocionales que se ponen en juego. A veces las partes están más preocupadas por negociar en base a ganar o perder que se olvidan de los que pueden sufrir de las consecuencias de esta negociación, enfrascándo-se en procesos contenciosos que, en muchas ocasiones, más que beneficiar a la relación entre las partes, las distancia más.

Por eso, una alternativa a este tipo de procesos es

la mediación. La mediación es un proceso totalmente voluntario en el que uno o varios profesionales (con cualifica-ción en mediación) neutrales, imparciales, y sin poder decisorio, ayudan a las partes para que ellos mismos puedan llegar a soluciones.

Actualmente, en nuestra sociedad, nos falta tiempo y espacio para dialogar, lo cual puede conllevar dificulta-

des en la comunicación y en la relación. La mediación ofrece dicho espacio para que las partes en disputa, puedan hablar, comunicarse, escucharse y entenderse.

Tal y como se comenta, los principios de la mediación son los siguientes:

Voluntariedad: se trata de un proceso voluntario, es decir, son las partes las que desean iniciar el proceso,

nadie puede ser obligado a iniciarlo o a mantenerlo en contra de su voluntad. Lo que se pretende es que las partes se vean como parte activa del proceso y esto hace que la implicación sea mayor, por lo que es importante que exista dicha motivación intrínseca a la hora de adentrarse en este proceso.

Imparcialidad: El profesional no se posiciona con ninguna de las partes, por lo que mantiene una postura in-

termedia. Los únicos protagonistas son las partes implicadas en el proceso.

Neutralidad: A pesar de que los mediadores tengan sus propios puntos de vista, valores… en el proceso de

la mediación no se muestran ni se utilizan para influir en los acuerdos.

Colaboración: Las decisiones no vienen impuestas por un tercero, son las partes las que tienen que llegar a

acuerdos, por lo que la colaboración entre ellos es muy importante.

Confidencialidad: Las sesiones son confidencia-

les, el profesional está obligado a guardar en secreto la información, siempre y cuando no corra peligro nin-gún tercero o la misma persona.

Finalizo con una frase significativa: “El marino a-

ma el mar que es su medio de sustento como ama a su familia a pesar de las tormentas”.

Un aporte a la vida de pareja.

Fernando Antonio Molina Molina T.P. No. 91666 del C.S.J.

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