Cosmopolita que en algún momento fue una ciudad que

caminó de lado con el civismo y las buenas costumbres, la capital del Atlántico es ciudad en donde el sentido de pertenencia, hasta no hace mucho, era como un tatuaje indeleble en la piel.

Recordemos que en nuestra tierra muchos han sido los

grupos que forjaron amistad, ideales de paz, enseñanza de buenas costumbres y ante todo amor por nuestra cultura Caribe, que no es más que ese popurrí de música, arte, literatura, deporte sano, en fin: un sinnúmero de aptitudes y actitudes que el barranquillero cultiva y el mundo disfruta.

Como no traer a colación el ‘Grupo Barranquilla’, ese

mismo que alguna vez en la ‘Cueva’ —declarada bien cultural por el Ministerio de Cultura— desgastó noches y noches de tertulia sobre ese progreso en lo concerniente a lo que nace del alma: de las letras bien escritas, de los trazos bien hechos, de las melodías más dulces bien concebidas… esa es la gente de mi ‘curramba’: García Márquez, Cepeda Samudio, Fuenmayor, Obregón, Ripoll Blanco, Jinete,  Campbell… en fin, un conglomerado de mentes geniales, que al paso de la bohemia,