España era una monarquía a principios del siglo pasado, que fue disuelta por el gobierno de una coalición de partidos de izquierda ganadora de las elecciones. Este régimen fue derrocado por el ejército español en 1939 tras una guerra civil de varios años, y desde entonces hasta su muerte en 1975 Francisco Franco gobernó como dictador sin régimen de partidos libres. Gracias al rey Juan Carlos I, y también al exministro franquista Adolfo Suárez, logró hacerse una pacífica transición a una democracia con libertad de partidos, en la que los votantes castigaron a los partidos más radicales de derecha e izquierda y optaron por los moderados Partido Socialista Obrero Español- Psoe y la Alianza Popular, hoy Partido Popular- PP, el uno de centro izquierda y el otro de centro derecha. Desde entonces hasta las últimas elecciones, uno de estos dos partidos tenía la mayoría suficiente para gobernar con algunas pequeñas alianzas. A González del Psoe lo reemplazó Aznar del PP, y a éste Zapatero del Psoe y por último vino Rajoy del PP. En las últimas elecciones un nuevo partido llamado Podemos, que se identifica con una izquierda más radical aunque también democrática, tuvo gran éxito electoral y por eso ni el Psoe ni el PP han podido tener mayoría para que alguno de sus líderes, Sánchez o Rajoy, sean los jefes de gobierno. Por eso Rajoy está como tal en funciones hasta que el Psoe y Podemos logren un acuerdo de izquierdas y si no lo hacen habrá en tres semanas nuevas elecciones. Podemos surgió de la crisis económica mundial que afectó tanto a España y fue fundado por un grupo de nuevos líderes políticos provenientes en alguna medida de la Ciencia Política. Antes de su triunfo electoral se entusiasmaron por la experiencia de la izquierda venezolana chavista y fueron asesores pagados de ese gobierno, a pesar de que no eran profesores expertos en asuntos latinoamericanos (lo sé porque estudié la Especialización y el Doctorado con uno de los fundadores y recuerdo que o no tomaba las asignaturas de política latinoamericana o despreciaba el tema en sus intervenciones). Esa relación no entusiasma al Psoe, que ha sido duro crítico del chavismo en el tema de derechos humanos y políticos. Además, parte de la campaña de Podemos fue una dura crítica al Psoe y hasta del emblemático Felipe González, y por eso ha sido también difícil lograr el acuerdo. Adicionalmente, Podemos quiere que Cataluña haga un referendo de independencia, lo que al Psoe nunca le ha gustado, y menos ahora que ha hecho un pacto con otro partido nuevo de centro derecha, Ciudadanos, que prácticamente surgió como reacción al independentismo catalán en la propia Cataluña.

¿Cuál es la lección de todo esto para Colombia en el posconflicto? Considero que a pesar de ser realidades muy diferentes, especialmente por nuestro sistema presidencialista, debemos entender que se debe buscar la gobernabilidad al rediseñar el sistema electoral en el posconflicto, sin sacrificar la anhelada participación ampliada. Esto para que, en el futuro, si gana una coalición de izquierda la presidencia y una parte significativa del Congreso (ej: Marcha Patriótica, Exfarc, ExEln, Polo Democrático y parte del Partido Liberal y algunos Verdes), pueda gobernar con desahogo, pero sin ninguna posibilidad de cambiar el sistema político al estilo venezolano. De igual manera, cuando gane una coalición de derecha, siendo ambas cosas posibles y hasta deseables (Ej: Centro Democrático, Partido Conservador, parte de Cambio Radical, del Partido de la U y del Partido Liberal), que tampoco se dé un bloqueo por empate técnico, sino que se pueda legislar y gobernar desde el ejecutivo, pero sin caer nuevamente en reeleccionismos y desequilibrios de poderes. 

*Profesor Titular Universidad Nacional