top of page
Perfil de Abel Rivera Ramos por Abel Rivera García

Poeta de aquellos tiempos:

enemigo de “producciones

llenas de viento, aire y agua”

Por Abel José

Rivera

García

Aquí, seis muestras de su obra poética 

Ojos de ensoñación, ojos divinos

hechos para mirar cosas muy bellas;

ojos inquisidores, adivinos

que vivís dando celo a las estrellas.

Ojos que en noches de fulgente luna

mística lumbre en sus pupilas arde

y que tenéis entonces como una

serenidad doliente de la tarde.

OJOS DE ENSOÑACIÓN

Ciénaga, año de 1925

Ojos que me miraron compasivos

una mañana límpida de mayo

y que por ellos contener ensayo

la emoción de mis sueños redivivos.

Ojos que han sido luz inesperada

para mi senda oscura y tortuosa

siempre buenos, daréis una mirada

a mi pobre y enferma alma llorosa.

PLENILUNIO

Ciénaga, mayo 11 de 1926

(A mi distinguida y simpática amiga

Rosa De Lima Castillo)

 

Surgió la luna esplendorosa y bella

tras el azul oscuro de la sierra

y en tanto que de luz cubre la tierra

el alma soñadora va hasta ella.

¡Oh luna! Cuantas veces mi querella,

la honda tristeza que mi pecho encierra

te he contado en secreto y más me aterra

que aún no comprenda mi dolor, aquella.

Te miro recorrer el cielo terso,

y tu luz magnifica que ensalma

pone en la noche la armonía de un verso.

Mas, ¡ay! Mi corazón pierde la calma

al ver tu luz que inunda el universo

y tanta oscuridad sobre mi alma.

Hermosa y bella que en mis sueños miro

quiero pulsar mi lira abandonada

para decirte que por ti suspiro,

¡Que eres luz de mi alma enamorada!

Quiero que lleguen dulces a tu oído,

porque ellas son sinceras y sentidas:

son las íntimas ternuras que han vivido

hace tiempo en mi pecho adormecidas.

¿No sabes que, en mis horas de tristeza,

para ahuyentar las sombras de mi mente,

evoco tu recuerdo, y la aspereza

de mi vivir, olvido de repente?

¡Oh, si supieras cuánto te adoro!

¡Cuánto es el fuego que en mi pecho arde,

que por ti sufro y sin consuelo llamo

a las últimas luces de la tarde!

Así también cuando la aurora asoma

por el azul y sonrosado oriente,

te pienso más si aspiro el suave aroma

de alguna rosa del jardín luciente.

Porque eres tú la rosa más fragante,

cuyo perfume mi alma embriaga;

por ti palpita mi corazón de amante,

y nada el fuego de mi amor apaga.

A UNA HERMOSA

El poeta rodeado de amigos, entre ellos su paisano José María Díaz Fandiño, padrino del autor del perfil filial.

VEN

Ven acércate más, amada mía,

quiero estrecharte con pasión ardiente

entre mis brazos, deja complaciente

que escancie de tu boca la ambrosía.

Deja que calme mi melancolía,

el fuego embriagador, resplandeciente

de tus hermosos ojos; y sonriente,

confiesa que me quieres todavía.

Ven, acércate más, ¡Oh, mi adorada!

prodígame el fulgor de tu mirada,

olvidemos pesares y agravios;

de nuestro amor formemos nuevos lazos

y unidos en letárgicos abrazos

dame la miel de tus divinos labios.

Santa Marta, año de 1958

 

Lejana estas de mi por la distancia,

y ajena a mi fervor y a mi anhelo,

más tu recuerdo —aroma, olor, fragancia—

inunda mi alma en noches de desvelo.

Tu figura, trasunto de elegancia,

esplende intacta de mi mente al vuelo,

aunque el tiempo con rígida constancia,

entre tú y yo descorre un ancho velo.

Tal vez nunca sabrás cuanto te quiero,

porque jamás mi voz cerca a tu oído

ha musitado lo que ha tiempo espero.

Y seguirás por siempre indiferente

sin sospechar lo mucho que he sufrido

por este amor secreto y tan ardiente.

LEJANA

reconocido por todos como un hombre recto e incorruptible.

Recibió sus estudios primarios en Tenerife, a través de los

cuales mostró una agudeza mental y las primeras luces de su talento por las letras y la música, condición que en su tierna juventud, le llevo a merecer los elogios de quienes pudieron apreciarlos, y a participar en un corro de jóvenes coetáneos destacados y reconocidos en su pueblo natal como autodidactas y cultores de las artes, además de juglares y activistas de la política local y regional; entre los cuales vale mencionar a sus primos Rosendo y Nelson Miranda Ramos, Ildefonso Rivera Cabezas, y sus entrañables amigos José María Díaz Fandiño, hermanos Roncallo y Altamar, entre otros que la niebla de los tiempos no nos permite distinguir.  

Impulsado a trabajar desde muy joven, fungió como escribiente

en Tenerife, telegrafista en el municipio de El Banco; funcionario del poder judicial en Santa Marta, donde desarrollo toda la carrera judicial, a partir de oficial mayor hasta la dignidad de Juez de Menores y Juez Municipal del Distrito de Santa Marta hasta su jubilación.

Una muestra de su valiosa producción poética fue publicada

en el poemario compilación ‘Antología Poética del Magdalena’, del ilustre historiador banqueño, Jaime Villarreal Torres, como un reconocimiento a sus aportaciones a la lírica magdalenense.

Respecto a su estilo clásico, él mismo expresó en una entrevista

sostenida con el periódico samario de su época, ‘El cruzado’, dijo que “me seduce Rafael Maya por su clásica y delicada inspiración… sola- mente escribo versos cuando hay algún motivo que me los inspira, y nunca he querido fatigar las páginas de los periódicos por adquirir celebridad, con producciones a porrillo, llenas de viento, aire y agua, como hoy tanto se estila. Me conformo con el deleite que me produce trasladar al verso mis íntimas emociones, aunque sea para que permanezcan inéditas…”.  

Preguntado acerca de qué influyó en su ánimo para que escribiera versos, agregó: “considero que en ello in-

fluyó grandemente el ambiente romántico en que se desarrolló mi adolescencia, allá en el apacible solar nativo (Villa de Tenerife) donde la luna es más blanca filtrándose por entre la enramada o reflejándose sobre las ondas del río Magdalena, y las auroras y los crepúsculos son un derroche de luz y de colores que encantan al espíritu y

exaltan la imaginación y, además, ¿no dicen que el poeta nace, y que en nuestro país, de médico, poeta y loco cada uno tiene su poco?”

Entre sus poemas destacados podemos señalar: Lejana, Ojos de ensoñación, Plenilunio, Triste verdad, Tus ojos y Tu mirar; los cuales, junto con algunos inéditos de su autoría, Autor de decenas de poesías y algunos relatos de la historia y ambiente natural de su tierra natal; a la cual canto con amor y pasión, fue destacado en los círculos de la literatura del departamento del Magdalena, a través de su obra bella, académica y rimada de sonetos y poemas, con una temática marcadamente romántica y melancólica, publicada en casi todos los diarios y revistas locales y regionales de la capital del Magdalena entre los años 40 y 60 del pasado siglo.

Sus poemas son presentados en este poemario, como un homenaje póstumo y cordial por parte de su orgulloso hijo, a Dios gracias también poeta.

Abel Rivera García. 

Abel Rivera Ramos (R.I.P), nacido

en la histórica Villa de San Sebastián de Tenerife, departamento del Magdalena en la república de Colombia, a principios del siglo XX en el año de 1904, en el seno de una familia tradicional y católica de ese terruño, integrada por don Virgilio Rivera Del Portillo y doña Ana Victoria Ramos Villamizar.

Hijo único y huérfano en su infancia,

fue criado con especial cariño y esmero por su madre, cobijado en un modesto rancho construido en las riberas del río Magdalena, con una visión cercana abierta a las mansas

aguas de este humedal y con lejano alcance en los Montes de María, en cuya contemplación inquisidora, al decir de sus coterráneos allegados, pasaba largas horas. Fue su adorada madre, austera y de recio carácter, quien le inculcó firmes valores cívicos y morales que fueron su divisa hasta sus postreros años; y que le llevaron a ser

De poeta a poeta: Rivera Ramos y Rivera García el día en que este graduó de bachiller.

SANTA MARTA

Besa tus pies el turbulento mar,

a veces tierno, suave y ondulante,

otras, parece en ímpetu rampante

que te quiere en sus ondas sepultar.

Los siglos han pasado, y al pasar

te muestras más airosa y arrogante,

con la mirada puesta hacia adelante

y en anhelo perenne de avanzar.

Tú que la Sierra ostentas por diadema

­—cumbre rica en filones de ideal—

y tu hermosa bahía cual una gema

que el sol irisa ardiente y tropical,

siempre serás de paz un áureo emblema

¡Y reina de un festivo litoral!

bottom of page