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Raúl

Tadeo

Brugés

Fuentes

El sueño de ser rey

vallenato profesional

Presencia sentimental

Por Inocencio De la Cruz

Se le metió entre ceja y ceja que tenía que ir a Valledupar a poner la cara por su terruño —“Maicao nunca ha tenido figuración significativa en la categoría de profesionales del Festival de la Leyenda Vallenata”, diría— y había de inscribirse para digitar pitos y bajos por el título de la máxima categoría competitiva del tradicional certamen valduparense de acordeones, guacharacas, cajas y canciones.

Esta es una de las razones. Que las otras ha de contarlas más adelante este acordeonero buen amigo de los amigos, que nació un 22 de febrero en la otrora ‘Vitrina comercial de Colombia’ ayudado por ‘Yaya’ Celedón, una de las parteras o comadronas del pueblo.

“Desde muy niño, bajo la influencia de mis padres y tíos, disfruté mucho de la música, mostrando una inclinación precoz hacia el canto y la guitarra”, recordaba Raúl Tadeo Brugés Fuentes mientras buscaba la manera de meter en aire de merengue la composición ‘Presencia sentimental’ que nuestro director José Orellano —también con ganas de competir en el Festival— le había encomendado a comienzos de año. José desistió de ‘Canción inédita’, pero Raúl sigue pa’lante en su sueño de ser rey de acordeones profesionales en la tierra de la extinta Lolita Acosta.

“Pa’lante es pa’llá”, decía Raúl mientras yo asociaba ese nombre con una historia bíblica: la de Saúl, primer rey de Israel. ‘Debe ser la fonética’, me diría yo mismo. ‘Raúl, primer rey maicaero profesional en el Valle’, soltaría imaginación, lejos de tirármelas de ‘pitoniso’. “Siempre participé en cuanto evento cultural se realizaba en el Gimnasio Girardot, donde cursé estudios primarios y el primero de bachillerato”, decía Raúl y yo me interesaba por su historia de vida.

Y él había de agregar que “en 1978 mis padres deciden enviarme a estudiar a Valledupar, en el legendario Ateneo El Rosario, hecho que me unió para siempre a esta ciudad y al vallenato. Aprendí por mí mismo a tocar el acordeón, lo cual sorprende a más de uno”.

Sus buenos años después, con experiencia artística y paso por diversas agrupaciones vallenatas — “diversos argumentos de peso”, diría— monta su aspiración del presente y, desde Remedios, Antioquia, donde reside, enseña en una escuela de música y siembra vallenato, Raúl voló a Valledupar a finales de marzo y se inscribió.

Raúl retomaría entonces las motivaciones de sus afanes —más allá de que “Maicao nunca ha tenido figuración significativa en la categoría de profesionales del Festival de la Leyenda Vallenata” — y anotaría que “además, es la primera edición del festival luego de la declaratoria de la Unesco”.

Y en una retrospectiva hasta su niñez, diría: “Desde pelao he soñado con ser rey Vallenato; me unen muchos vínculos con Valledupar, desde familiares hasta profesionales. Que participe ha sido el anhelo de muchas personas que son importantes en mi vida… Amén de que es todo un reto, justo cuando ya estoy en el quinto piso del edificio de mi vida. Y lo más importante: Quiero darles ese ejemplo a mis chicos de Remedios”.

Va a competir, porque quiere ser paradigma para “mis chicos de Remedios”.

Y entonces, Raúl Tadeo Brugés Fuentes y el cronista habrían de juntar conversa en torno al desempolvamiento del cofre de los recuerdos y, estando en esas, el acordeonero había de precisar que “en 1979 regresé a mi pueblo, ingresé al San José e hice mi debut en un acto cultural, con el gran Virocko en la caja. No recuerdo al guacharaquero, pero... ¡aquello fue histórico!”.

Del relicario no dejarían de emanar las evocaciones: “Por razones familiares, en 1980 me trasladé a Maracaibo, estado Zulia, Venezuela, y me dediqué, en el plano de la música, a todo, menos al vallenato, y aprendí mucho de otras expresiones como el bolero, la balada, la ranchera y la gaita zuliana. En esa época, el vallenato aún no era muy conocido en las tierras de El Libertador”.

El asunto había de tomar categoría de breve reseña biográfica y, entonces, Raúl diría que “en 1982 regresé a casa, a Maicao, y formé con Jeiman López, Rubén Lanao y Harvey Cuesta una agrupación que dio mucho de qué hablar en la época. En 1984 me retiré forzosamente de la música debido al trágico accidente que casi me cuesta la vida. Fueron tres años dedicados exclusivamente a mi recuperación”. Raúl Tadeo perdió una pierna.

Así las cosas, dejemos, pues, que la reseña se manifieste por sí sola, en la voz, como es de suponer, del acordeonero maicaero que, literalmente, salta en un solo pie, animado por su optimismo. Mientras suenan notas alegres y también nostálgicas de su acordeón, el aordeonero se suelta, pero a hablar:

—Con todo, no dejaba de hacer mis cosas y en compañía de varios intérpretes, manteníamos un cierto grado de actividad hasta cuando, en los 90, fui convocado a la agrupación ‘La 2000’ ante el retiro, por razones de estudio y su obligatorio viaje a Medellín, del extinto Nicanor López Peralta. Al poco tiempo ingresó Nivaldo Villarreal y logramos hacer dos trabajos discográficos de gran impacto. ‘La 2000’ se desintegró con un balance que consideramos histórico, dado que por allí desfilaron grandes artistas, entre ellos Carlos Huertas Jr, Janner Moreno, César Beleño, Tico Mercado, Ernesto Atencio, Ubaldo Cerro Martínez, los hermanos Jimmy y John Bermúdez, Roberto Solano Jr. y Felipe ‘Pipe’ Peláez, y otros.

Había de parar, había de meterle notas a ‘Presencia sentimental’ y había de tararear:

 

“Son momentos del Valle que yo he retomado,

muchas cinco noches sin irme a dormir,

atisbando acucioso presente y pasado

de este cuento armonioso que no tendrá fin...”

 

Y seguiría narrando:

—A finales de 1999 mi primo Janner Moreno me invitó a una reunión con algunas personalidades (‘Tico’ Mercado, el doctor Wilmer Rada Gamarra y los comerciantes Wajib Tarabain y Sleiman El Rafih) y allí nació ‘La Excelencia’, conjunto con el cual hicimos dos producciones por fortuna muy exitosas. En el 2003, fui invitado por el maestro Roberto Solano para realizar un álbum discográfico con destino al Fondo Mixto para la Cultura, con música no vallenata, pero sí con acordeón: ¡Todo un reto teniendo en cuenta los estándares musicales que identifican al maestro Solano! En ese mismo año, vio la luz un proyecto denominado ‘Los nuestros’, ejercicio histórico en el cual logramos participar varios artistas de Maicao, logro que no se ha podido repetir. He sido artista invitado en producciones musicales de consagrados como Boris García, Vetto Galvez, Mike Cotes, entre otros. Además, hice parte como compositor e interprete en el álbum homenaje al extinto Joako Murgas.

Raúl Tadeo había de volver a parar para volver a tararear:

 

Hoy la Unesco preserva este modo de vida,

costumbres provincianas que Alejo cantó:

Patrimonio del hombre, ay qué cosa divina,

que Calixto en sus cantos lo inmortalizó...

 

No más y había de entrar en la recta final de la reseña biográfica:

—Entre las muchas cosas que he logrado hacer, menciono que fui boy scout en mi niñez; pertenezco a la séptima promoción de socorristas de la Cruz Roja Colombiana en Maicao; voluntario de la Liga de lucha contra el cáncer, capítulo Maicao; miembro fundador de varias organizaciones culturales de Maicao, y durante once años trabajé en el Hospital San José de Maicao. Cursé estudios de administración de empresas en la Universidad de La Guajira (9 semestres) y soy Técnico superior en Salud Pública. Poseo varios diplomados en varias cosas, desde comunicaciones hasta gerencia de proyectos culturales (Universidad del Rosario) y otros. He sido lector-redactor de noticias, locutor radial, presentador de televisión, etc. Entre 2008 y 2010 fui director de la Casa de la Cultura de Maicao y actualmente soy instructor de acordeón y guitarra de la Escuela de música de la Casa de la Cultura Eduardo Zuleta Gaviria de Remedios, Antioquia, con un gran éxito, gracias a Dios.

Hasta ahí la reseña. Y yo he llenado mi vida con aspectos de la vida de Raúl. De tal forma, pues, que asumida la confianza ante el buen amigo, pregunto: ¿Y tienes plata suficiente para soportar las exigencias económica de tu sueño de ser rey del Festival de la Leyenda Vallenata en 2016 en la categoría de acordeoneros profesionales

—Jose —había de responderme Raúl para finalizar—: No sé qué tan conveniente sea que digas que esta participación requiere de una inversión significativa, para lo cual es necesario contar con el apoyo de amistades, familiares y entidades. Por si acaso, amigo, tengo una cuenta de ahorros en Bancolombia, cuyo número es 65155865274.

“Pa’lante es pa’llá”, decía Raúl mientras el cronista asociaba ese nombre con una historia bíblica: la de Saúl, primer rey de Israel. ‘Debe ser la fonética’, me diría yo mismo. ‘Raúl, primer rey maicaero profesional en el Valle’, soltaría imaginación, lejos de tirármelas de ‘pitoniso’.

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