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Riohacha: tradición que vuelve 

'La vieja mello'

Rosario al alba riohachera, en el Camellón, a orillas del mar cuya furia, en portentoso milagro, fue apacigüada por 'La vieja mello' hace más de 350 años.

Más que una

santa patrona

Por Luis

Roberto

Herrera

Mendoza

Desde el día 23 del nuevo año, como todos los años, hay actividades previas a la fiesta de la Virgen patrona de los riohacheros.

Tradición de más de 350 años, esta es época para que el pueblo se ocupe con su presencia diaria en el novenario que antecede al 2 de febrero, Día de la Virgen de los Remedios o ‘La vieja mello’.

Ella es la líder espiritual no solo de los habitantes de Riohacha sino de casi toda La Guajira, y a quien, con motivo de su día, se le rinde devota pleitesía: un ejército de hombres y mujeres, puntuales y fervorosos fieles de esta advocación mariana —originaria de la Orden de la Santísima Trinidad y representación de la Virgen María—, recorre durante nueves días, a la aurora, las calles de la ciudad llevando en andas la efigie de la santa patrona para terminar en celebración de la eucaristía en lugares previamente escogidos.

Recordación de un prodigio.

Este rito conocido como ‘el rosario del alba’ es una correspondencia de fe en torno a los sucesos que, tanto por tradición oral como por historia, se sitúan en el 14 de mayo de 1663. Ese día una fuerte tempestad con mar de leva azotó a Riohacha y se tragó totalmente la calle de ‘Los plateros’ —área comercial de la capital Guajira en aquel entonces— y amenazaba con devorar el resto de la población…

Impotentes ante el fenómeno natural, los lugareños corrieron hasta la Catedral y sacaron la imagen de la Virgen, de cuyas sienes, como consecuencia de los afanes de la feligresía y los fuertes vientos, saltó la corona de oro y cayó a la calle inundada con aguas de mar e  inmediatamente se calmó la furia del fenómeno climático.

Desde entonces, de generación en generación, se han transmitido, para su preservación, el fervor y la confianza de todos los guajiros al encomendarse a ‘La vieja mello’. La han asumido como una fuerza protectora tanto de la salud como de todo cuanto emprendan, una hacedora de milagros.

En conmemoración a la fecha del denominado ‘milagro de la Virgen de los Remedios’ la calle primera de Riohacha se llama ‘Avenida 14 de Mayo’ y  en esa vía se erige un monumento recordatorio en el sitio exacto del suceso. Además, amerita una procesión de  trayecto más largo que la del 2 de febrero, su Día Oficial: es la del 14 de mayo, que repite el trayecto que se cumplió el día del prodigio.

Viva donde viviere, riohachero que se respete se traslada en esta fecha hasta la Plaza o Parque de Padilla y el 2 de febrero termina siendo un día para el retorno: están de regreso para rendir culto a ‘La vieja mello’ en su propia circunscripción de fe, pero además para hacer del día un motivo de reunificación familiar, un acontecimiento social, punto de reencuentro con viejas amistades, en medio de abundancia de abrazos fraternales para desborde de la familiaridad y la amistad, nota predominante entre los asistente a las festividades de la Virgen.

Costumbre riohachera es que los hombres de cada familia, en muestra de liderazgo y respeto, madruguen el 2 de febrero a la fiesta religiosa más importante y representativa de la península. Con sus mejores galas, mucho blanco y prevalencia de guayaberas —de finas y costosas marcas o de las más baratas—, los caballeros esperan largas horas en las filas para avanzar hasta el altar mayor y luego de hacer la venía bendita ante la imagen de ‘La mello’ empotrada en el Altar Mayor de la Catedral, reciben su Vela, la cual, una y mil veces reproducida, no ha de faltar en un hogar guajiro con sede en la península o en cualquier lugar del mundo donde resida una familia con ancestros guajiros.

La Vela encendida —cuenta la historia sobre hechos soportados por muchos feligreses— surte efectos portentosos como calmar las amenazas de fuertes tormentas o fenómenos climáticos. Pero también ilumina sanaciones físicas y ayudas de diversa índole.

El párroco de la Catedral Nuestra Señora de los Remedios de Riohacha, sacerdote Jefferson de Jesús Ariza Ojeda, es el que más impulso le ha dado a la descentralización de los previos a la celebración del día de la Virgen de los Remedios.

Con su liderazgo, el ‘rosario del alba’ se desplaza por diferentes lugares en los cuales los feligreses organizan el recibimiento de la imagen. Es común ver la procesión desplazarse por toda la ciudad con hombres llevando en hombros, por turnos, la efigie como preámbulo del gran festejo del 2 de febrero. No les importa el frio de las madrugadas de enero para reunirse primero en la catedral y recorrer las distancias hasta donde está programada la misa diaria.

Son nueve días de ferviente devoción y de caminatas hacia el barrio Arriba, el cementerio y la capilla del Hospital Nuestras Señora de los Remedios. Muchas veces los cargadores son los mismos por largos tramos y hay que resaltar que la mayoría de los asistentes al ‘rosario al alba’ son mujeres, algunas acompañadas de sus parejas, hijos e hijas y de esas féminas algunas se atreven a cargar la efigie.

Hemos sido testigos de estas procesiones matutinas de ‘La vieja mello’ y hemos podido observar que muchos de estos feligreses son consuetudinarios caminadores deportivos —madrugadores del día a día en la calle Primera—, que deciden ausentarse de su rutina para sumarse al rosario matinal.

Sobre los años transcurridos, las experiencias vividas y la acuciosa observación, podríamos dividir a los devotos riohacheros de la Virgen del Rosario en tres grupos: Devotos de fe, Devotos faranduleros y Devotos por votos…

Muchos de los devotos de ‘La vieja mello’ hacen el recorrido de la procesión de espaldas... 

Los de fe son aquellos que desde siempre asisten todos los días al ‘rosario del alba’ y no se pierden los actos litúrgicos el 2 de febrero, participan en la organización y están prestos a colaborar en lo que sea necesario para la fiesta en honor a la patrona. Son muy disciplinados y por lo general asisten a las eucaristía, hacen su fila para reclamar la vela bendecida por el Obispo Héctor Ignacio Salah Zuleta, recorren todo el trayecto de la procesión y, además, también van tanto a ‘la octava’, celebración que se cumple 8 días después, y a la procesión del 14 de mayo, día del milagro.

Los de farándula son aquellos que hacen su aparición, precisamente, el 2 de febrero —algunos se asoman desde la noche de la víspera—, son los primeros en llegar a la iglesia para hacer la fila con el propósito de llegar a la vela y, con ella en los bolsillos de la camisa o de la chaqueta de sus vestidos enteros, dan vueltas y vueltas por la plaza, mostrando su pinta dominguera —por lo general estrenan ropa, de marca o ‘baratieri’—, como maniquíes  de exhibición de modas. En esta especie brillan los dos géneros, pero son los varones quienes doblan la cerviz ante la imagen de la Virgen, pelean los puestos para cargarla durante el recorrido de la procesión y hasta participan del desfile caminando de espalda para darle el frente a la Virgen. Cada cierta cantidad  de pasos recorridos dan vivas a ‘La vieja mello’ y piden a los asistente aplausos para ella: son todo un espectáculo, algunos hacen votos de promesas y van descalzos, mientras otros recorren ciertas distancias de rodillas. Se hacen notar como gente de la farándula y son muchos los que terminan borrachos en cualquiera de las reuniones festivas familiares que se dan una vez cumplidos los actos religiosos.

Los por votos son… Bueno: es que lastimosamente en el último decenio, la política se ha tomado la fiesta de ‘La vieja mello’ y no solo eso sino que la ha contaminado… Con su presencia en la Catedral, algunos políticos nacionales han contribuido para que muchos feligreses dejen de concurrir a la celebración debido a las incomodidades que genera la asistencia de estos personajes. Hasta les quitan protagonismos a los devotos faranduleros. La fiesta  nunca se había sustraído de la presencia de los políticos, algunos del nivel nacional, pero asistían en plan de fe, como devotos de la patrona… Hoy lo hacen, en especial en años electorales, pero tomando el acto religioso como plataforma politiquera. Rápidamente se ha vuelto costumbre.

Que recordemos, Miguel Pinedo Barros, Eduardo Abuchaibe Ochoa, José María ‘Chema’ Ballestero Salas, el viejo; Nelson Amaya, Ricardo Gómez Mengual y tantos otros nunca utilizaron las fiesta para hacer proselitismo con fines políticos. Asistían a profesar su fe, a hacer veneración sincera a  la patrona de la población y a disfrutar de las actividades sociales que genera el día: intercambio de saludos afectuosos y cariñosos con quienes se congregaban en la plaza, encuentros con amigos y familiares que venían de otras partes y asistencia a las reuniones familiares, amenizadas algunas con la banda de músicos locales, otras con música de la vieja guardia riohachera y también con acordeón y que tenían como escenario algún patio de frondosos árboles, acariciados por los refrescantes vientos que aun soplaban a comienzos de año.

Sí, cuando es años de elección para corporaciones públicas o cargos de elección popular, regionales o nacionales hasta presidenciales, más como vitrina mediática que como demostración de fe, el 2 de febrero se convierte en muestrario de candidatos perfilados y en fecha para anunciar acuerdos o enroques políticos. El expresidente Álvaro Uribe,  durante sus ocho años de gobierno, asistió en cuatro ocasiones a la celebración de ‘La vieja mello’ —en ninguna de esas visitas a Riohacha inauguró obras de beneficio para la comunidad—, J.M. Santos y otros presidentes también, y su presencia siempre provocó grandes traumatismos: la seguridad cerró seis cuadras a la redonda, es decir el centro histórico de la ciudad, con entradas y salidas por sitios diferentes, requisas sobadoras, mucha dificultad para el ingreso a la plaza donde se encuentra la catedral y hata la santa misa se transforma: es convertía en centro de atención del personaje de marras. Ya en  la procesión, con sumatoria de todo un ejército de hombres de seguridad, las medidas extremas causaron molestias entre los fieles feligreses. Ha llegado a tales extremos la repulsión, que hace aproximadamente  8 años un grupo de fieles seguidores de ‘La vieja mello’ colgó en la calle segunda con carrera 9, la esquina de la alcaldía, un pasacalle que decía: “Señores dirigentes políticos, ¿Usted es devoto o viene por votos?”.

El fastidio entre la feligresía crece años tras año, porque quien fue desde siempre la dueña absoluta de la fiesta del 2 de febrero está siendo desplazada por ‘indeseables invitados’.

Pero también llegan grandes personajes que pasan desapercibidos porque prefieren el bajo perfil y otros que nos engalanan con su presencia. Para enmarcar como anécdota, el gesto de la esposa del presidente Santos, María Clemencia Rodríguez de Santos, quien después de los actos de celebración se trasladó hasta la ‘Avenida 14 de mayo’, donde exhiben sus artesanías las tejedoras wayuu, y adquirió un buen número de mochilas. 

La procesión de la Virgen de los Remedios correspondiente al 2 de febrero debe de ser de las procesiones más cortas de las que se realizan en el mundo católico: su recorrido solo cubre los alrededores del parque Padilla. Pero a pesar de lo corto del trayecto, su duración es de casi una hora, a pleno sol. Por lo general se inicia a las once de la mañana, como consecuencia de las largas colas que hacen los varones para recibir la vela bendecida, que jamás se les entrega a las mujeres. La procesión no arranca mientras haya fila en pos de la vela.

En todos los tiempo ha habido disputas, de pronto disimuladas, por el ‘honor’ de cargar la efigie. Se ‘pelea’ por la firme creencia de que habrá recompensados al cargarla con un año exitoso. Otros lo hacen como pago de mandas o promesas, pero también hay quienes lo hacen  para figurar o para mostrarse ante la multitud: son los faranduleros.

A pesar del aumento de la población por causa desplazamientos o migraciones internas, el cruce entre guajiros y foráneos, los efectos del advenimiento de otras culturas y la proliferación de iglesias, la devoción por ‘La vieja mello’ se ha mantenido intacta entre las nuevas generaciones. Por centenares, los inmigrantes se han sumado a estas devoción y participan de la celebración con todo respeto y fe.

Este 2 de febrero de 2016, la celebración del día de la Virgen de los Remedios vuelve   y juega.  Y habrá gala femenina: cientos de  mujeres, jóvenes y adultas, con porte señorial, lucirán sus mejores atuendos y llenarán de elegancia y belleza la fiesta de la reina de los riohacheros: ‘La vieja mello’, más que una santa patrona…

Catedral de Riohacha, al inicio de una procesión de la novena de ‘La vieja mello’.

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