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Singularidad del Caribe colombiano para el Mundo 

Magdalena

Santa Marta

¡Un toque
mágico,
muy real!

Magdalena

Magdalena

Magdalena

Adaptación de Inocencio De la Cruz

...mar, bahías, ciénagas, espejos de agua, ríos y una mega-biodiversidad concentrada en la montaña costera más alta del mundo cerca al nivel del mar: toda una gama de invaluables bellezas naturales.

... y más: bosques tropicales y playas vírgenes, faldas y cumbres montañosas, la Sierra Nevada de Santa Marta, habitadas por descendientes de los Tayronas —kogui, arhuaco, wiwa y kankuamo, con costumbres y tradiciones casi incólumes—, historia y cultura, libertad y Nobel.

¡Huy! El Magdalena, departamento de lo más representativo que tiene la Región Caribe colombiana para Colombia y el mundo.

Y por capital, ‘La perla de América’: Santa Marta, con su ‘magia de tenerlo todo’, ciudad privilegiada por su ubicación entre la Sierra Nevada y el mar, apostada sobre la bahía más bella del Nuevo Continente: Distrito Especial, Turístico y Cultural...

La samaria encantadora, temperatura promedio de 28 grados, con una infraestructura hotelera muy diversa y con productos turísticos únicos: fundada en 1525 por don Rodrigo Galván de las Bastidas, se conoce también como la ‘ciudad hospitalaria’, última morada del Libertador Simón Bolívar, quien, el 17 de diciembre de 1830, había de dar su último suspiro en la Quinta de San Pedro Alejandrino.

¡120.000 turistas!

El Plan de Contingencia responde a las directrices del alcalde distrital Rafael Alejandro Martínez, luego de la reunión preparatoria en la que participaron hoteleros, empresas de servicios públicos, organismos de socorro y secretarios del Gobierno local.

Cerca de 120.000 turistas —13.000 por el aeropuerto Simón Bolívar y 107.000 por vía terrestre— son esperados en Santa Marta durante esta Semana Santa.

Con planes de contingencia y medidas especiales para una atención adecuada, el Alcalde Rafael Alejandro Martínez da por garantizada la comodidad de quienes están llegando a la capital del Magdalena con el propósito de disfrutar ‘La magia de tenerlo todo’.

La mini-temporada arrancó el viernes y ha de extenderse hasta el domingo 27, previéndose que dejará excelentes utilidades a los diferentes operadores del sector turístico. 

“La mayor afluencia de turistas está programada para los días miércoles 23 de marzo y el Jueves Santo 24”, dijo una fuente de la Alcaldía Distrital, cuyo titular dispuso que los funcionarios de la Dirección Unidad de Tránsito y Transporte de Santa Marta, la Secretaría de Gobierno Distrital, el Dadma y la empresa Espa operaran este fin de semana con lunes festivo incluido, en los sectores turísticos de ‘La perla de América’.

“Esta temporada es un poco sui géneris (único en su tipo) por el puente festivo del lunes, esto significa que algunas personas llegaron el viernes 18 de marzo y se quedarán hasta el domingo 27, por lo cual vamos a tener 11 días de actividades en este sector”, anotó Carlos Iglesias Vergara, gerente de Proyectos Turísticos de Santa Marta. “Este año se espera el ingreso de más de 100.000

pasajeros por la Terminal de Transporte”, puntualizó.

El funcionario invitó a la ciudadanía a entender que durante esta temporada se va a llenar la ciudad, la movilidad se verá un poco afectada, los centros comerciales estarán concurridos y en los supermercados habrá muchos turistas.

Una resultante del trabajo interdisciplinario que se cumple desde la administración distrital ante el movimiento turístico en Semana Santa, son las permanentes brigadas de aseo que se cumplen en sectores como Troncal del Caribe, La Lucha, Avenida del Libertador, Aeropuerto, Terminal de Transportes, Ziruma y sectores aledaños a la Universidad del Magdalena. “El propósito es presentar una Santa Marta limpia a los miles de turistas”, dijeron voceros de la Empresa de Servicios Públicos de Aseo E.S.P.A., a cuyo cargo ha estado esta misión.

Igual se cumplió con el proceso de oxigenación de playas con actividades como nivelación, arado y barrido mecánico, concretamente en Playa Salguero, Plenomar, El Rodadero y Bello Horizonte.

Otras acciones desarrolladas son la poda de árboles, el desmonte de la maleza en puntos críticos, el ramajeo de material forestal y la limpieza de canales. “Se contará con mayor personal para las labores de barrido en los diferentes sectores de la ciudad”, dice un comunicado de la dirección de comunicaciones de la alcaldía de Santa Marta y el cual también precisa que mediante la coordinación del Plan de Gestión Integral de Residuos Sólidos PGIRS, se realizan continuas jornadas de sensibilización mediante charlas y entrega de elementos que sirven para la correcta disposición de las basuras.

La perla de

América

los espera

Foto dirección de comunicaciones-Alcaldía de Santa Marta

Obviamente, Santa Marta representa la mayor oferta turística del departamento. Entre calles y habitantes, gente amable —la ciudad más antigua fundada en América del Sur— ha de ser un relicario cargado de historia y leyendas.

A sus atractivos de naturaleza y paisaje, historia y cultura —Parque Nacional Tayrona y Parque Nacional Sierra Nevada—, ‘La perla de América’ suma una amplia y moderna infraestructura hotelera y de servicios dentro de la cual, obviamente, se suman la del balneario El Rodadero, la zona de Pozos Colorados y la de Taganga, la más grande de las herraduras de ‘La ruta de las bahías’

Su catedral es ‘la madre’ de las iglesias de Colombia.

En la Quinta San Pedro Alejandrino, donde murió Bolívar, se encuentra intacta la habitación en la que transcurrieron los últimos días del más ilustre hijo de América Latina.

El Camellón de Bastidas, el Museo Tayrona, el Centro Histórico —de reciente restauración— y edificaciones como el Palacio Tayrona, el Claustro San Juan Nepomuceno y la antigua sede del Hospital San Juan de Dios configuran la oferta de atractivos arquitectónicos de la capital.

El Distrito de Santa Marta dispone de todos los pisos térmicos y en sus cumbres nevadas destacan los picos Colón y Bolívar, impertérritos y tutelares.

Intelectuales, artistas y creadores como Gabriel García Márquez, Leo Matiz, José Barros, Francisco Rada y Carlos Vives, deportistas inventivos y guerreros como Alfredo Arango Narváez, Carlos ‘El Pibe’ Valderrama, Radamel Falcao García, Fidel Bassa y Jorge Eliécer Julio y destacadas mujeres como la virreina universal Taliana Vargas y las encantadoras cumbiamberas Digna Cabas, de Ciénaga, y Juana Manzano, de El Banco, han brotado de estas tierras mágicas, pero reales.

Pero explayada en el Magdalena, la crónica ha de contar que este departamento es líder en plantaciones de banano: tiene en el ‘Prado Sevilla’, conocido como la Zona Bananera de Colombia, 112.000 hectáreas sembradas de guineo. Un gran atractivo, en límites con la Ciénaga Grande de Santa Marta, digno de conocer, en especial si se ha consolido como la zona más visitada y solicitada por el turismo internacional. Allí se practica, digamos, ‘turismo científico’, con pinceladas recreativas y didácticas sobre el proceso de recolección de banano y el estilo de vida de la gente campesina que habita los corregimientos de Riofrío, Sevilla, Guacamayal, Santa Rosalía, la Gran Vía, Soplador, Guacamallito, Tucurinca, Palomar, Orihueca y Valera.

Hay que apuntarse a este recorrido a fin de conocer áreas rurales donde se da la producción del banano que se exporta a Europa y Norteamérica y se exploran tramos de ‘La ruta de Macondo’, que conduce a Aracataca, cuna del Nobel de Literatura Gabriel García Márquez.

Sí, por la diversidad de su paisaje, su cultura y su población, el Magdalena es uno de los departamentos más singulares del Caribe colombiano.

Imponente, única a orillas del mar, la Sierra Nevada de Santa Marta, con sus altos picos níveos, los más altos de Colombia, asienta cultura, tradiciones y conocimiento ancestral de cuatro asentamientos indígenas emblemáticos de América: kogui, wiwa, arhuaco y kankuamo. Y en sus estribaciones, en la línea nororiental del departamento, el Parque Nacional Tayrona, enclave de ‘La ruta de las bahías’: entradas de mar a la costa, a manera de herraduras, con aguas cristalinas y playas de blancas arenas: Cinto, Neguanje, Chengue, Arrecifes, Gairaca, Bahía Concha y Cañaveral, entre otras.

En el formidable macizo, también restos arqueológicos de la milenaria cultura Tayrona: innumerables caminos, terrazas y ciudades de piedras, entre las que destacan Ciudad Perdida y Pueblito.

Al noroccidente del Magdalena, uno de los más grandes estuarios del mundo: la Ciénaga Grande de Santa Marta que, junto con el Parque Nacional Isla de Salamanca y el Santuario de la Flora y Fauna —un ecosistema marino fluvial integrado—, fueron declarados Reserva Natural de la Biosfera.

Aves nativas y migratorias y criaderos de especies únicas para fascinación del ojo humano, que mirando hacia el interior de la Ciénaga Grande ha de maravillarse también con el hormigueante y colorido espectáculo de los pueblos palafitos: Nueva Venecia, Trojas de Cataca y Buenavista —este último escenario de la película Fuego Verde (Green fire), protagonizada por Grace Kelly y Stewart Granger en 1954—. Fueron levantados por los pescadores a fin de pernoctar durante sus tranquilas faenas a principios del siglo XX y luego se fueron convirtiendo en asentamientos humanos, en los cuales sobresalen una colorida belleza.

En tierra firme, hacia el norte de las inmediaciones de la Ciénaga Grande en exposición abierta para dejarse sacudir por los vigorosos vientos del mar Caribe, la ciudad de Ciénaga, con una oferta turística natural, cultural e histórica de indudable valor.

Su Centro Histórico —declarado Patrimonio de la Nación a principios de los años 90 del siglo XX— es un ‘mosaico arquitectónico’ en el cual destacan la iglesia San Juan Bautista, la Plaza del Centenario, el Templete y una veintena de inmuebles de carácter republicano, testimonio de auges tabacalero y bananeros de tiempos otrora.

Dos rutas a seguir en el Magdalena: la del banano y la de Ciudad Perdida, Sierra arriba.

Ciénaga es historia patria —hace parte de la Red de Pueblos Patrimonios de Colombia—: en 1902 su casco urbano fue escenario de una de las últimas escaramuzas de la famosa ‘Guerra de los mil días’ (1899-1902) y en la finca Neerlandia, perteneciente hoy al municipio Zona Bananera, se firmó el tratado de paz del mismo nombre, instrumento con el que se puso final al histórico conflicto y acicate literario de algunas páginas de ‘Cien años de soledad’ (1967), de García Márquez.

Ciénaga fue, en su época de esplendor, capital del banano y escenario de unos de los episodios más cruentos y tristes de la historia nacional: La Masacre de las Bananeras (1928), suceso recreado magistralmente en las novelas ‘La casa grande’ (1962), de Álvaro Cepeda Samudio, y ‘Cien años de soledad’. Aquí nació el músico y compositor Guillermo de Jesús Buitrago (1919-1949), iniciador de la industria fonográfica en el país, en cuyo honor se celebra el Festival Nacional de Música con Guitarra que lleva su nombre. Y aquí también se celebra, hacia el 20 de enero, el Festival Nacional del Caimán que recrea la historia de una niña devorada por un emidosaurio:

“Hoy día de San Sebastián,

cumple años Tomasita.

este maldito caimán

se ha comido a mi hijitica”.

Ay mijita linda

¿dónde está tu hermana?”

El caimán se la llevó

Ay mijita linda

¿dónde está tu hermana?”

El caimán se la comió”.

Dos genios de las letras recrearon novelas con los hechos que se sucedieron en la Zona Bananera: Álvaro Cepeda Samudio y Gabriel García Márquez , los dos: Caribe puro.

En jurisdicción de Ciénaga, en la vía a Santa Marta, a diez minutos del Aeropuerto Internacional Simón Bolívar, se localizan las Termales de Costa Verde.

Hacia el sur de la antigua Zona Bananera, Aracataca: referente de primer orden para el turista, sobre todo el extranjero, deseoso de conocer el universo mágico y real de García Márquez. Aquí se disfruta de dos atractivos singulares: la casa Museo Gabriel García Márquez y la Casa del Telegrafista.

Otro cataquero universal es el fotógrafo Leo Matiz, cuyas placas, verdaderas obras maestras, ilustraron las páginas y portadas de las más importantes revistas del mundo, entre ellas Life y Nacional Geographic.

Mágico y real es, no hay duda, el recorrido por las arterias y venas turísticas del Magdalena —es que Colombia, al igual que ‘Cien años de soledad’ es realismo mágico—. No es para un día —¡ni más faltaba— si se aspira dar una detenida mirada a las ofertas natural y cultural de los municipios de sus otras subregiones: territorios alegres y coloridos, de embrujadores paisajes, de llanuras, ciénagas y playones, con una cocina variada y valiosas expresiones folclóricas y míticas de la cultura popular.

La ruta de
MACONDO

Plato, en el valle del Ariguaní —espacio cultural de los aguerridos chimilas— es el epicentro de otra emblemática leyenda del Caribe colombiano: la de ‘El hombre caimán’, que dio origen no solo a una inspirada composición —‘Se va el caimán’— sino a uno de los festivales más tradicionales del departamento: el Festival del Hombre Caimán.

Bien al sur del Magdalena, a cinco horas de la capital, al pie del río que da nombre al departamento, se erige El Banco, antiguo centro pesquero y de comercio con el departamento de Bolívar y el interior del país. Aparte de honrar a la Virgen de la Candelaria a principios de enero, El Banco es la cuna de la cumbia, la expresión folclórica y musical identitaria de Colombia. En sus ardientes tierras, a orillas del apacible Magdalena, en sus playas de embrujo y su ciénagas de leyendas nació, creció y se hizo hombre José Benito Barros: el compositor más imaginativo, recursivo, prolífico y prestigioso de Colombia, autor de éxitos de renombre como ‘La piragua’, ‘Momposina’ y ‘Navidad negra’ y, además, fundador del Festival Nacional de la Cumbia, certamen clave del calendario cultural del país.

La versatilidad de los pueblos del Magdalena hace del departamento un destino único para el turista amante de los contrastes y amigo de la diversidad.

Contrastes y diversidad. Folclor, cultura, aventura y adquisición de conocimientos sobre esa cultura milenaria que se guarda en Ciudad Perdida gracias a los tayrona. 

Con información de la gobernación del Magdalena y la alcaldía de Santa Marta

Identidad cienaguera: el templete y la feista del caimán en enero.

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