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Somos desencanto barranquillero

¡Nada le funcionó a Peckerman!

Ni el equipo con que arrancó para tremendo rival que enfrentaba en calidad de visitante ni la nueva oportunidad que le dio a Freddy Guarín —cuya capitanía de campo es bien cuestionable—... Ni el equipo con que repitió para el segundo tiempo ni el cambio de Juan Guillermo Cuadrado de la zona izquierda para la derecha, en una y otra totalmente perdido y repartiendo codazos que desdicen de su calidad de profesional y, con justa razón, le merecen tarjetas rojas como la que se ganó. Nada le funcionó al técnico-líder de la Selección Colombia que disputa las eliminatorias al Mundial Rusia 2018 y perdió 3 a 0 en el Centenario de Montevideo ante Uruguay... Nada le funcionó a Peckerman: ni la táctica con que puso a jugar el equipo ni los cambios que hizo cuando ya el partido iba 2 a 0: Macnelly Torres por Guarín y Fabián Castillo por Teófilo Gutiérrez, que esta vez no estuvo... ¡Nada! Y ni Falcao García por Santiago Arias, otro que parecía en la estratosfera... Ymás de ¡nada! Ha quedado aplazada la superación del fucú y como consuelo de tontos queda recordar que, hace más de 42 años, con gol de Willington Ortiz, el 5 de julio de 1973, solo se le ha ganado una sola vez a Uruguay en su sede. Toca esperar y seguir creyendo en la Selección y en Peckerman, porque el límite solo es Rusia 2018. La verdad, este martes 13 fue fatal para Colombia.

Humo Blanco

¡Horror!

Cuatro arponazos

a manso ‘tiburón’

Por El Monje Jr.

¡Qué noche la de esa noche!

¡Qué noche la de la noche del sábado 17 de octubre de 2015 en el Metropolitano de Barranquilla!

Y no me vengan con el cuento chimbo de que es “noche para olvidar”, ¡ni más faltaba!

Lo sucedido esa noche ante Nacional es para enfrentar la verdad desnuda: Junior —‘mi’ querida, ‘tu’ querida, ‘nuestra’ querida, ‘la querida de Barranquilla’—, ratificó su condición de equipo sin regularidad. De equipo que gana uno y pierde dos y que parece estarse acostumbrando a ver en cuántos variados estilos entra en seguidilla el balón a su arco. Que de no ser por Sebastián Viera, los rosarios fueran más frecuentes.

No ha sido regular Junior en esta temporada por mucho que haya muchos defensores de oficio de la campaña del cuadro rojiblanco, que ahora también es azul pálido, como también lo fue Nacional para este encuentro y que lució esa camiseta como para darle la razón a un ‘facebookero’: cada vez que el azul aparece por ahí, a Junior le va peor. Esta vez no la lució pero sí la vio lucir en un onceno que lo apabulló: 4 goles en contra en ‘el fortín’, en ‘la cancha sagrada’.

Ese Junior que jugó el sábado 17 de octubre de 2015 en el Metropolitano ante el líder Nacional era un equipo sin alma, como una ‘querida sin ganas’, como una amante cansada, como una ‘tiniebla’ asustada. Se dejó hacer, pero como moza pasiva. Eso fue lo que El Monje Jr., impávido, percibió.

Dirán que el cuadro rojiblanco de esta fecha 16 de la Liga Águila en el estadio Metropolitano fue “un Junior desconocido”, pero se equivocan: es el mismo Junior de la Sudamericana, de la Copa Águila y de la Liga: fútbol sin continuidad, ni siquiera motivada porque se estaba a tres puntos de agarrar el liderato y con todas las posibilidades servidas en bandeja de plata para asegurar su paso a ‘los ocho de Colombia’, a estar de antemano entre los equipos para los cuadrangulares finales. Solo tenía que hacer lo que un equipo verdaderamente de jerarquía —y ese verdaderamente aquí sí que está bien usado— tenía que hacer: jugar bien y ganar. Hacer suya la localía, ¡hacerla valer!

Delantera, con un Edison Toloza que no aterriza y se vulgariza cuando es reemplazado; medio campo y defensa vieron pasar una aplanadora sobre ellos y Jefferson Duque, Jimmi Chará y Marlos Moreno, dos veces, se encargaron de arponear en cuatro ocasiones a un manso tiburón en sus mismísimos predios Caribe. Y convirtieron al equipo dirigido por Reinaldo Rueda en el primero en clasificar a los cuartos de final.

Un equipo como ese del sábado ante Nacional dista mucho de tener pasta para campeonar. Y si allí sobre el gramín del Metropolitano ante nutrida asistencia se enfrentaban dos oncenas que supuestamente deberían tener un mismo esquema por cuanto son dirigidos por técnicos que en varias oportunidades han trabajado juntos, Rueda como director y Alexis Mendoza como asistente, tal suposición no tiene asidero. El excelente estratega fue Rueda y en esta ocasión Junior y Alexis no fueron ‘tu papá’, el sabado el papá, literal, fue Reinaldo. Y con lujo de detalles: un primer tiempo para hacer lo que había que hacer, salir a acabar con la localía de un equipo que saltó a la cancha desganado; y un segundo tiempo para hacer también lo que se debía hacer: asegurar un partido que se ganaba con autoduficiencia en 45 minutos iniciales.

Con esa moral por el suelo, Junior debe enfrentar el miércoles 21 a Santa Fe en el partido de ida de la final de Copa Águila. Pronóstico reservado si la actitud es la misma o parecida a la del juego ante Nacional y mucho más antes, ante Santa Fe en Bogotá. Rampante irregularidad futbolística. El miércoles 28 jugará contra Medellín en la séptima fecha de la Liga. Copa y Liga en Barranquilla, con descanso el domingo 25, consecuencia de las elecciones regionales.

Como amante de ‘La querida’, me declaro descepcionado. Horrorizado. Siento en mi piel los cuatro arponazos de Nacional, que ya Santa Fe había infligido cuatro y Melgar cinco en Arequipa, Perú, Liga Sudamericana. Tres tandas, mejor: tres tundas, en dos meses, entre el 12 de agosto y el 17 de octubre: 12 goles en tres partidos, esa es la verdad verdadera de Junior...

 

 

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