20 a punta de la dieta-fría (que imagino se refiere a su gusto enorme por las ‘voladoras’)—, dueño de una voz que modula a voluntad para no intimidar a sus oyentes, gustoso de andar en camisetas Lacoste, bermudas Tommy Hilfiger y tenis Vans, que a pesar de sus casi 45 años es dueño de una cara que hace imaginar a un amistoso pero intimidante niño, alguien a quien represento en el personaje Porthos de Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas, pero a la vez un ser humano que, en conjunto es, por su apariencia, más que todo, una especie de antítesis del “caballero de la triste figura” que pone Cervantes Saavedra a recorrer parte de la Iberia como jinete andante en persecución de molinos de viento.

Davinson Rodríguez Guzmán creó su propia Mancha en Galapa, donde halló hace unos 12 años a su dama

Dulcinea materializada en Angélica Rincón, su esposa, con quien tiene una preciosa niña de escasos 10 años: Ma-ría Fernanda, el motor de todas las quijotadas de su padre, que la Dulcinea galapera festeja con mesurada reserva.

En esa Mancha craneó el periódico Galapa Al Día como parte de su tarea personal de generador de empre-

sas, pues eso estudió. Y lo hizo para aprovechar la efervescencia política de Galapa por esos días, es decir, para pescar en río revuelto, ni más ni menos como lo están haciendo desde hace dos meses los cuatro candidatos que se disputan en una rebatiña legendaria la alcaldía municipal, al haber sido anulada la elección de su alcalde titular por una inhabilidad arterial, o consanguínea, y creo que encaja expresión.

DOS MENTIRAS Y UNA SOLA VERDAD

Desde el primer número, con un tiraje de 4.000 ejemplares, el pueblo entero se dividió casi por igual entre dos

mentiras: primero, que el periódico era de propiedad de Al Día y, por supuesto, de El Heraldo; y, segundo, que era una estrategia certera de la administración para afianzarse en el poder, hacer más simpatizantes y garantizar que el próximo alcalde, tras la elección, fuera el que recibiera apoyo desde el sillón ‘alcaldal’.

“Nada más distante de la realidad”, me dijo Davinson cuando hablamos del tema en compañía de su gran ami-

go Eliécer ‘El Checho’ Púa, y claro, con sendas ‘voladoras’. Para marcar el límite, a pesar de que en las páginas siempre aparecían noticias sobre la alcaldía —por obvias razones—, me pidió escribirle un Editorial en el que ex-

plicaba su independencia económica y de criterio en el periódico. Lo creyó medio pueblo, pues el otro medio creo que no alcanzó a leerlo: La razón saltaba a la vista, que no del bolsillo, pues el gasto de impresión de 4 mil periódicos de 16 páginas superaba con creces las reservas particulares, y la administración no financiaba nada.

Ahí comenzaron los ‘partos’ preimpresos por la búsqueda del dinero, conseguir la imprenta y tener a mano al

impresor cada sábado en la tarde pues el periódico sale dominical. Tarea descomunal más por el prensista que por el ‘tebille’ porque, en más de dos ocasiones otro de los quijotescos seguidores de Dávinson, Alfredo Tocora —ex-perto impresor— con todo y que tenía la plata en la mano tuvo que corretear, adular, rogar y hasta mentar madre para que le dejaran disponible la máquina… ¡Ay, la máquina!, inútil si no estaba el prensista que la trataba como a un nuevo vacilón, y hasta ese tipo tenía que llegar Tocora donde quiera que estuviera para que hiciera la impresión. Tres veces de las nueve que se ha impreso Galapa Al Día, el prensista designado fue arrancado de los encantos